La belleza del edificio dejó ayer boquiabiertos a todos. Aunque ha sido sede de distintos organismos e intituciones en otras décadas, muy pocos recordaban la belleza que alberga la Casa Mudéjar, que en su día aglutinó Samuel de los Santos Gener, cuyo nombre da título a esta pequeña calle sin salida de la Judería cordobesa donde se ubica el inmueble. Al entrar destaca el patio principal, dotado de una bella fuente con azulejos, donde el olor a azahar de los varios naranjos que alberga se deja notar con solo entrar al edificio. También es impresionante la fachada frontal con un pórtico de tres arcos de rosca de ladrillo sobre columnas de granito y capiteles califales de distinto diseño y época.

Las estancias de este pórtico tienen acceso por tres puertas. La central, más alta, con yeserías y atauriques en las albanegas. El arco central es ultra semicircular, apuntado y festoneado.

Siguiendo el recorrido, el visitante se encuentra con unas salas cubiertas por un valiosísimo artesonado policromado, de estructura plana, formado por un entramado de viguerías estriadas y tablas pintadas con escudos, alternando con otras pinturas de arabesco.

En la planta alta, a la que también se accede a través del patio del abrevadero, estaban los dormitorios principales de invierno dotados de interesantes pinturas al fresco del denominado estilo gótico de rombos. Otra singularidad del edificio actual es que se organiza en base a distintos niveles, como consecuencia de su génesis.