Tarzán, Flash Gordon, Superman, Batman o Snoopy vivieron en páginas de cómic sus primeras aventuras y más de medio siglo después, aquellas ediciones originales se han convertido en un objeto de culto para coleccionistas y en un negocio que mueve anualmente millones de euros. En abril del 2008 la acuarela realizada en 1932 por Hergé para la portada de Tintín en Amé- rica fue subastada en París por 1,2 millones de euros y meses antes, Bleu sang, del dibujante de origen yugoslavo Enki Bilal, fue vendido por 177.000 euros, dando inicio a una intensa y lucrativa carrera por hacerse con estos tebeos.

Los cómics han dejado de ser un entretenimiento para jóvenes y se han convertido en un negocio, una oportunidad de hacer fortuna. "Los que leían las historietas de superhéroes en los 60 ó 70 son ahora gente con gran poder adquisitivo. Eso complica a veces las cosas", apunta Jaume Vaquer, uno de los mayores expertos en cómics en España. Vaquer, farmacéutico de profesión, comenzó a coleccionar cómics cuando era niño. Ahora posee más de 26.000 tebeos y 700 originales que almacena en una buhardilla.