Unas cuantas arrugas en el rostro, el pelo fuerte y recio, ligeramente canoso, la cintura esbelta y una cabeza lúcida y crítica. Roger Waters es uno de esos genios del rock que ha desafiado al tiempo, conservando un halo juvenil en sus ideas y en sus gestos. El ex cantante y fundador del grupo Pink Floyd cumplirá en septiembre 67 años y lo va a celebrar con una gira por 30 ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona, que requerirá mucha energía. "Hace dos semanas que, por primera vez en mi vida, estoy haciendo ejercicio con un entrenador personal", comenta en la entrevista celebrada esta semana en un hotel de Londres, con motivo de la presentación de los conciertos.

"Son ejercicios cardiovasculares y de flexibilidad, pero es muy duro", señala, esbozando una sonrisa. Waters va a revivir The wall , uno de los más grandes éxitos de la que fuera su banda, 30 años después de la primera presentación al público. El show solo pudo verse entonces en cuatro ciudades por los elevadísimos costes de la puesta en escena.

Ahora, el complejo y espectacular montaje se beneficiará de las posibilidades de las nuevas tecnologías. The wall llegará a Madrid el 25 de marzo del 2011; a Barcelona lo hará cuatro después, el 29. "La diferencia entre el show de ahora y el de hace 30 años es que ahora habrá muchas más proyecciones. Hay mucha gente trabajando desde enero, editando, con 3D, 4D, con cine, utilizando los ordenadores para crear imágenes y formas que no se podían hacer antes. Vamos utilizar una pantalla enorme y espero que todo eso pueda ayudar a la narrativa, porque lo que quiero es contar una historia; es lo que me gusta".