Es momento de empezar a creer en el sueño. La vieja aspiración de Córdoba a ser capital cultural de Europa comienza a verse como algo factible. Atrás quedó una ciudad en la que solo había un teatro y cuyos grandes acontecimientos culturales no se conocían más allá de sus fronteras. Es hora de olvidar complejos, de valorar nuestro potencial y de comprometernos con una aspiración que puede dar un vuelco a la vida de esta ´adormecida´ ciudad.