Si las autoridades fuesen más explícitas en la comunicación a la prensa de los delitos cometidos en materia de patrimonio o se pusieran en alerta las nuevas apariciones de carácter arqueológico podrían frenarse muchos desmanes que pasan desapercibidos porque precisamente no se crea alarma social, que es lo que ahora vienen a decir algunos expertos. Han tardado años en darse cuenta de que la comunicación es clave.