El cordobés Fernando Baena ha llenado el patio de la calle Pastora 2 de 2.016 caracoles dorados, que comenzaron a dispersarse y a comerse las plantas de manera lenta pero eficaz. El dueño de la casa, el dorador Rafael Barón, ha ayudado en la decoración de los animales, que para Baena son "el simbolismo de la falsedad de las cosas". También confiesa el artista que "yo solo quería devolver la parte natural a la domesticación de la naturaleza que supone el patio".

En el número 5 de la calle Parras hay un monitor que emite imágenes con subtítulos en inglés. Los dueños del patio conversan con el actor Fernando Tejero, que el artista búlgaro Nedko Solakov le trajo y grabó. Los deseos de la señora Maribel se hicieron realidad. Son veinte minutos de imágenes, de grabación sin montar, de un tirón. Mientras el grupo de artistas y periodistas estaban en el patio llamó Tejero para saludar.

La cubana Glenda León ha jugado con delicados e íntimos objetos femeninos. Lacitos y florecillas de los que están bordados o cosidos en la lencería íntima los ha colocado en extremos de varillas de colores y los ha plantado en maceteros que pueden contemplarse en el número 1 de la calle Isabel II para suplir a las flores inexistentes del otoño. Son conjuntos delicados de un artificio sensual.

Como lo es también la fuente roja de la costarricense Priscilla Monge, una mujer de ojos profundos, negros, extraídos de una historia de las Mil y una noches . Monge ha instalado su creación en la calle Las Palmas, 3. Es una fuente que sangra. Dice la artista que su significado puede ser de violencia, pero también es el líquido de la vida que circula por nuestros cuerpos, y se señala las venas. Es la fuente del milagro.

Lo de Cristina Lucas es espectacular. Su personaje es Alicia y está en un patio interior de la Casa de las Campanas. Unos plateros que trabajan allí quieren hacerle un anillo a esa dama gigante que asoma parte de su rostro titánico por la ventana y ha sacado por otra uno de sus brazos. Y dice la artista jiennense Cristina Lucas que "la mujer se hizo tan grande dentro de la casa que no cabía".

Es el signo de los nuevos tiempos, aunque tampoco podía salir de ella. Libertad y tragedia, alegría y dolor, reivindicación y resignación. Hay muchas más obras dignas de ver. La experiencia es novedosa y atractiva.