JOHN FOGERTY

Acompañamiento: Billy Burnette (guitarra), Hunter Perrin (guitarra), Jason Movery (guitarra), Kenny Aronof (batería), Matt Nolen (teclados y guitarra), David Santos (bajo). Lugar: Teatro de la Axerquía.

Fecha: 11 de julio.

Cuando, en sus comienzos de oficinista en Fantasy, John Fogerty dijo que le gustaría componer canciones que se escucharan en la radio mucho tiempo después, no podía imaginar que su sueño se cumpliría con creces. Medio siglo después, y tras varios descansos prolongados en sus carrera, el líder de la legendaria Credence Clearwater Revival se pone de nuevo en carretera con 65 años y un aspecto físico impecable. Pero lo importante es que esa larga lista de éxitos inmortales de la historia del rock llenó el Teatro de La Axerquía de Córdoba el pasado sábado, como cierre de lujo para la 29 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba.

Varias generaciones contemplaron al artista californiano, que se presentaba con un cargamento de guitarras (unas quince) que le iban afinando y pasando para cada tema, además de otros cuatro guitarristas, que junto a la base rítmica, un teclado y un violín, completaban una banda genuina de rock sureño americano. Todas las canciones fueron coreadas por un público volcado y llegado de varias provincias, ya que serán sólo cuatro los conciertos de John Fogerty en España. Además de los cortes de su último trabajo, Revival, no faltaron temas como Bad Moon Rising, Fortunate Song, Green Rever, Born on the Bayou, y el archiconocido Proud Mary, que fue uno de los bises. Despertó el pasado convertido en presente de una de las más ilustres figuras del rock americano de todos los tiempos y para cada uno de los asistentes.

CANCIONES DE TODA LA VIDA Un repertorio sin fisuras, concreto, directo, de canciones simples de toda la vida en el que Fogerty, con la voz algo tocada, repasó el muestrario de la Creedence con un momento especial para el country Cotton Field.

Un sonido aceptable, la agilidad de Fogerty y las evoluciones de unos músicos con la lección bien aprendida hicieron viajar en el tiempo a unos 3.500 asistentes que requirieron a la estrella para dos bises que supieron a poco, para después marcharse a toda prisa.