MARIA BAYO Y PEPE ROMERO

Canto y guitarra.

Lugar: Gran Teatro

Fecha: Sábado 11 de julio

Gracias al Festival de la Guitarra hemos tenido la oportunidad de escuchar en nuestra ciudad a la soprano María Bayo, una de las voces españolas más aclamadas internacionalmente. No ha sido en una obra del teatro lírico, como hubieran querido los muchísimos amantes a la ópera que hay en Córdoba, ni tampoco en un recital al uso, es decir, con repertorio habitual. Pero, con todo, hemos podido admirar su preciosa voz y la riqueza de matices con que la mueve, la exquisitez que muestra en su forma de frasear y de decir la música, y, en definitiva, los muchos atributos que la han convertido en esa artista respetadísima y admirada que es hoy.

Precisamente, en una muestra más de la versatilidad interpretativa que la caracteriza, María Bayo se ha enfrentado en esta ocasión a un programa casi monográfico dedicado a Lorenzo Palomo, reputado compositor cordobés radicado en Berlín desde hace casi treinta años. Lo ha hecho junto a Pepe Romero, uno de los guitarristas con más amplia y exitosa trayectoria concertística y discográfica de cuantos han protagonizado la escena musical de los últimos cincuenta años.

De ahí que, junto a los ciclos de canciones que hizo con la soprano navarra, el programa le reservara hueco al principio de cada una de sus dos partes, para que pudiera deleitar a los asistentes (menos de medio aforo) con sendas composiciones de Albéniz, Malats, Celedonio Romero y Tárrega.

Pero el plato fuerte del programa eran los dos ciclos de canciones que Lorenzo Palomo ha compuesto para estos dos artistas, y que éstos han grabado recientemente para el sello Naxos, en un monográfico dedicado a este compositor, que bien merecería ser mucho más difundido en su propio país.

´JARDIN SOLITARIO´ Su estética neoclásica de raíz española, presente en numerosas obras que han dado la vuelta al mundo, se plasma una vez más en Mi jardín solitario (once canciones con textos de Celedonio Romero) y en Madrigal y Cinco canciones sefardíes , obra espléndida que es un homenaje a la herencia musical de los sefardíes españoles. En ambos casos, destacan el muy acertado tratamiento de la voz, que se desenvuelve fluida y sutil, y la sobriedad de la escritura instrumental, cuya concisión permite el mayor lucimiento de la voz y la óptima dicción de los poemas.