La Feria del Libro de Madrid cerró ayer sus puertas con un diez por ciento de ventas más que en 2008, lo que supone sin duda "un respiro" para el sector, pero no "la salida de la crisis" en la que, desde las pasadas Navidades, habían entrado ya un buen número de editores y libreros. "La Feria es una isla; no es representativa de lo que le sucede al sector", aseguraba ayer Teodoro Sacristán, director de este gran encuentro cultural, que en esta edición ha contado también con una afluencia masiva de público salvo el pasado sábado, cuando los más de 40 grados que se registraron al sol en Madrid desanimaron a los visitantes a acercarse al parque del Retiro.

Los fines de semana apenas se puede andar por la Feria del gentío que acude a ella, pero el sábado no fue así. Por eso, los organizadores se han visto obligados a rebajar las cifras de ventas y dejarlas en un diez por ciento más que el año pasado, frente al quince por ciento que, como mínimo, habían señalado las más de cien librerías y editoriales consultadas por los responsables del certamen el pasado viernes. Al final, la media de incremento entre las 50 editoriales consultadas por la Feria es del 9,5%; el 7,2% entre las treinta librerías generales sondeadas; un 5% entre las librerías especializadas; un 14% entre los grandes grupos editoriales y un 15% entre los dos distribuidores.

Los madrileños abarrotaban de nuevo la Feria ayer, que en esta edición ha tenido como triunfadores, entre otros escritores, a Stieg Larsson, Stephenie Meyer, Ildefonso Falcones y Javier Cercas, según varias librerías consultadas. Sacristán lleva cinco años al frente de la Feria y reconoce que el de 2009 ha sido "un año difícil". El sector "tenía miedo" porque en los primeros meses del año las ventas habían descendido "entre el 15 y el 20 por ciento" con respecto a 2008 y, además, se dieron de baja algunos patrocinadores.