La Fundación Antonio Gala abrió ayer sus puertas a los cordobeses para mostrar todos los rincones del remozado convento del Corpus Christi, que ayer cumplió 400 años de su creación. Con un acto sencillo y emotivo se celebró la efeméride presidida por el propio Antonio Gala, con la asistencia de algunos representantes de los patronos y de Cajasur. Los catorce becarios del presente curso --poetas, artistas plásticos y músicos en su mayoría-- se distribuyeron por los diferentes puntos del convento para enseñar desde sus propias habitaciones donde viven actualmente hasta la biblioteca, el comedor o la sala de estar donde conviven a diario, además de los estudios de música que utilizan para componer, interpretar o las salas para modelado de escultura y pintura. Un mundo privado y recóndito, repleto de rincones y de vistas de Córdoba maravillosas, se fueron abriendo a modo de sencillos laberintos llenos de historia y de belleza ante la cómplice mirada del maestro, un Antonio Gala orgulloso, que dijo en voz alta que "el arte es una forma de amar, de conocer, de acariciar, de aprender". Subrayó que no es un refugio frente a nada y que "ver la vida artísticamente no es cegarse a la vida, sino verla más clara", pues "el artista se expresa para vivir más y para contagiar más vida a los otros". Añadió que "crear no consuela, no cura, sino que reabre las heridas, es como una llaga nueva por donde se ha de contar todo de nuevo". Para Antonio Gala, "un arte que no sirva para la vida ni siquiera será arte", pues "la vida siempre tiene razón". Recordó que desde muy joven tuvo la tentación de conocer a los otros artistas, los que no escribían, y quiso entender los procesos creativos de la música, la pintura, la escultura, la fotografía.

El director del centro, José María Gala, que hizo de maestro de ceremonias, presentó a Miguel Castillejo, ex presidente de Cajasur y actualmente patrón de la fundación, quien leyó una carta de la madre superiora Josefina Morales, en la que la monja dominica de clausura deseó a los nuevos habitantes del convento una fructífera "formación espiritual".

En nombre de Cajasur habló José Rafael Rich, director de la Obra Social y Cultural de la entidad de ahorro, quien resumió la trayectoria de los 400 años de existencia del histórico convento en dos palabras: inspiración y vocación. Sobre la primera dijo que "la inspiración habitó aquí desde los inicios en las vocaciones, devociones y trabajos de las religiosas durante los primeros 380 años de este edificio" y la segunda, la vocación del "trabajo cotidiano, diario, lleno de ilusiones y sinsabores, de decepciones, de alegrías continuas, recio, y, a la postre, provechoso".