Si la inspiración tuviera que escoger una casa para vivir, seguramente eligiría la Fundación Antonio Gala, un espacio en el que la creación artística de los jóvenes autores alcanza su clímax y donde ayer el fotógrafo Chema Madoz inició el taller de Cosmoarte No es todo lo que parece .

La conferencia inaugural, que discurrió en un tono cercano y muy familiar, reunió a una treintena de personas dispuestas a aprender lo máximo del premio Nacional de Fotografía en el año 2000. Esa charla entre amigos quiso ser "algo sencillo" en la que Madoz plasmó "un repaso por lo que he hecho durante estos años con el denominador común de reivindicar la duda utilizando las imágenes que abren esa vacilación de todo lo que nos rodea".

Madoz inició sus estudios universitarios en Historia del Arte, pero se quedó en "la Edad Media porque empecé con la fotografía". Esas primeras imágenes, que solo se expusieron en pubs y bares, y con las que dio comienzo a una reconocida trayectoria, formaron parte de la ponencia para "dejar claro como ha ido transitando".

Un grupo de 14 personas están disfrutando de ese recorrido en los talleres, tanto teóricos como prácticos, que se desarrollarán hasta mañana y en los que los alumnos aprenderán criterios de cercanía hacia el objeto. Además, conocerán las pautas que utilizan otros fotógrafos afines y todo ello tratado de una forma abierta.

Todo un guiño artístico desde la fotografía hacia la poesía porque ambas son "artes, miradas, herramientas y maneras de poner en claro los sentimientos porque buscan transmitir la intensidad y brevedad de una idea". Así, las ideas que surjan en la casa de los talentos se recogerán en una muestra que se podrá ver a lo largo de Cosmopoética en la Casa Góngora, otra morada de la creación.