La nueva sala polivalente se basa en la conversión de la azotea en una sala cubierta y cerrada, completamente diáfana, en la que se pueda desarrollar una gran variedad de espectáculos, eventos, actos, funciones, etc., con diferentes requerimientos, formatos y distribuciones, según explica Rafael de la Hoz. De una forma drástica, racional y visionaria, se trata de salirse del modelo clásico de salas de espectáculos apostando por otro que asegure una mayor variedad de usos. "Estamos hablando del concepto de sala polivalente, teatro experimental, sala negra, o como se le quiera llamar y de los cuales el Teatro Central de Sevilla, el Teatro Lliure de Barcelona, la Sala Petit del Teatro Nacional de Cataluña y el Teatro Experimental del Centro Miguel Delibes de Valladolid son los máximos exponentes de este concepto", explica el arquitecto, puntualizando que los posibles usos se multiplican.

La escena podrá ser montada según las necesidades en cualquier punto de la sala mediante tarimas modulares. Para ello todo el espacio estará cubierto por una estructura tubular simple que permita la suspensión de todo tipo de elementos: focos, telas, altavoces, motores y otros elementos de apoyo a los espectáculos.

Para el público se han previsto 4 graderíos retráctiles fijos, uno de 10 filas y 160 butacas, dos laterales de 56 butacas cada uno y un cuarto al fondo con 80 butacas. Con la tribuna principal se ha pretendido "cubrir una configuración frontal clásica con la mejor visibilidad posible, pudiendo alcanzarse (con la ayuda de 58 sillas) un aforo máximo de 218 localidades. Los otros tres graderíos obedecen a posibilitar diferentes distribuciones del espacio en función del tipo de evento programado, el aforo previsto y la ambientación deseada".

La sala tendría la capacidad para ser configurada como teatro a la italiana o frontal, teatro con escena central, plató de televisión, sala de ensayos, conciertos de música de cámara, salón de banquetes, baile, sala de exposiciones, sala de conferencias, presentaciones o coloquios. El acceso a la planta de cubiertas se hace a través de una escalera mecánica en dos tramos y en disposición cruzada y con funcionamiento reversible. Dichas escaleras se sitúan en el lateral derecho de la sala, que en la actualidad cuenta con tan solo dos alturas. En esta zona el edificio crece hasta igualar en altura al ala opuesta. La cubrición de este cuerpo de edificación se propone realizarla con elementos acristalados que permiten observar cómo la nueva sala emerge sobre la sala del antiguo teatro. Todo irá recubierto por una especie de cúpula mágica de metal dorado.

La sala tradicional de la planta baja se restaurará tal y como es y su uso estará condicionado a las limitaciones que ofrecen tanto el escenario como el volumen de dicha sala. Se corresponde con el modelo clásico de la actual, es decir, "con un escenario permanente y el público distribuido frente a él en dos niveles, platea y anfiteatro, respetando las características fundamentales de la sala, mejorando su acabado y sus características acústicas", explica el arquitecto.

Además se acometerían mejoras para adaptar los espacios a las necesidades técnicas, funcionales y legales actuales: la carga y descarga se realizará por la fachada principal, ampliando el ancho de paso por el patio de butacas, que también se debe de ampliar. El escenario, que carece de unas dimensiones mínimas aceptables para la representación de espectáculos de formato medio, será objeto de un aumento.