Gracias a esa disociación, sus lectores podemos gozar de la obra de dos magníficas Atwood: la poeta y la novelista.

Margaret Atwood, en sus construcciones novelísticas, realizadas con sabia perfección, nos remite siempre a cuestiones íntimamente ligadas con el ser humano, con el ser humano actual, inmerso en un mundo tejido a base de violencia, de domino de los más fuertes sobre los más débiles, de problemas que nos afectan a todos.

Desde El cuento de la criada , novela futurista cuyas páginas constituyen una crítica feroz a los totalitarismos, y Ojo de gato , extraordinaria recreación del universo infantil, calificada por buena parte de la crítica como su mejor novela; hasta Doña oráculo, parodia de los cuentos de hadas y de las novelas de amor, hasta Oryx y Crake, ficción especulativa de anticipación, escalofriante visión del mundo destrozado por la tecnología en oscura alianza con los intereses económicos de la industria farmacológica, las novelas de Margaret Atwood constituyen una mirada crítica sobre el mundo que nos rodea.

Ecologista, defensora de los derechos de la mujer y de la libertad de expresión, en sus novelas profundiza en las razones y complejidades del comportamiento humano, de los hombres y mujeres que luchan presos entre sus sombrías interioridades y la feroz realidad exterior, a la vez que denuncia los mecanismos de poder, ya sea económico, político o religioso, capaces de generar toda clase de injusticias.

Este premio ha recaído ya en autores como Oablo García Baena, José Hierro, Juan Rulfo, Angel González, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela o Claudio Rodríguez.