En su extensa obra publicada, que abarca poesía, novela y ensayo, a Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) le faltaba un tema maldito como es el suicidio. Esta laguna la ha llenado ahora con el ensayo La felicidad y el suicidio , editado por Bruguera, una reflexión "ético--sociológica-- cultural" sobre las razones por las que una persona pone fin a su vida y sobre si esta decisión tiene o no que ver con su concepto de la felicidad.

De la felicidad, Villena ya escribió en 1985. Pero ahora la relaciona con el suicidio porque "la muerte, como sentimiento, es tan compleja y plural como la vida". Escritores, filósofos y personajes especialmente literarios sirven de guías en su recorrido por la historia para analizar cómo las distintas culturas abordan la muerte voluntaria.

Pese a que el título podría parecer contradictorio, el autor asegura que quitarse la vida "forma parte de la felicidad", simplemente por el hecho de tener presente esa posibilidad. En ningún caso aboga por el suicidio ya que, afirma, "la vida merece la pena ser vivida pero no a cualquier precio". En este sentido, Villena analiza las reciente noticias sobre los que piden una muerte digna y defiende el derecho de cada individuo "a ser dueño de su propia vida".

La felicidad, asegura, "es para algunos una vida llena de acción" y cuando esta desaparece o se ve atemperada, el individuo entra en un estado que bien podría conducirle a la depresión, y de ahí al suicidio. Frente a esta visión dandista, Villena contrapone el punto medio, la "mediocridad dorada", citando a los clásicos, es decir, la felicidad que se logra al estar a gusto consigo mismo.