La cineasta india Deepa Mehta recrea la dura situación a la que se enfrentan las viudas en su país, aisladas, sumidas en la pobreza y amenazadas con ganarse la vida con la prostitución en su filme Agua , con el que ha querido mostrar, dice, "las mentiras que, a veces, se esconden tras la religión".

Con Agua , que se estrena el próximo viernes, Mehta cierra su trilogía sobre los elementos que abrió con Fuego y siguió con Tierra . "Estos son los tres elementos de la naturaleza que nos nutren, pero que también pueden destruirnos", señala la cineasta durante la presentación del filme, para luego añadir: "Fuego hablaba de la política de la sexualidad, Tierra de la política de guerra de sectas, y Agua de la política religiosa".

La acción del filme se sitúa en 1938, en la India colonial, en pleno movimiento de emancipación liderado por Gandhi. Según las creencias de la religión hindú, cuando una mujer se convierte en viuda puede optar por arder con su marido o ser recluida en un ashram . Un lugar apartado y especial para ellas, donde deberá pasar el resto de su vida en terribles condiciones.

Hasta allí llega Chuyia, una niña que trabará amistad con la joven Kalyani, a quien no han obligado a afeitarse la cabeza para poder ejercer como prostituta. Conocerá a un joven liberal, hijo de brahmanes, que quiere casarse con ella.