Las jornadas conmemorativas del IV centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote (1605-2005), que organiza el departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba, continuaron ayer por la mañana con la intención de discernir si es posible o no lograr una edición definitiva de la novela de Cervantes que cubra las lagunas existentes en las primeras ediciones.

Para el experto en Cervantes y editor de El Quijote , Florencio Sevilla Arroyo, de la Universidad Autónoma de Madrid, "no habrá jamás un Quijote que pueda reputarse como definitivo", porque en su opinión las múltiples ediciones críticas que han ido publicándose a lo largo de los siglos no cuentan con una base real para documentarse.

UNICA AUTORIDAD En su opinión, el único texto impreso que tiene autoridad es la primera impresión que hizo Juan Cuesta en 1605 en Madrid, la llamada edición príncipe, puesto que es "la marca non plus ultra para preservar el texto de Cervantes".

Según este experto, "no hay testimonio más autorizado que esa primera impresión manual", puesto que carecemos del manuscrito de Cervantes, de la primera copia de imprenta y no hay constancia fehaciente de que el autor interviniera en alguna otra de las ediciones que se imprimieron a lo largo de su vida.

Florencio Sevilla Arroyo aseguró que sólo existe un único modelo del que copiar El Quijote (la edición príncipe) y "todos lo copiamos con mayor o menor fidelidad o con mayor o menor libertades".

Este experto también aclaró que la primera edición de Juan de la Cuesta de 1605 salió con lagunas, dos páginas menos, y plagada de errores.

"La príncipe de El Quijote salió un tanto estropeada y su impresión, que era manual, fue muy descuidada", aseguró Florencio Sevilla Arroyo.

Este experto no quiso descartar, porque no tiene constancia, que la segunda o la tercera edición de El Quijote tuviera correcciones de Cervantes, pero "no merece la pena entrar en ese planteamiento falaz que nos conduciría a un callejón oscuro y sin salida".

UNA LECTURA DISTINTA Por su parte, el presidente de la Asociación de Cervantistas, José Montero Reguera, de la Universidad de Vigo, planteó que la primera lectura filosófica de El Quijote la llevan a cabo los ilustrados del siglo XVIII. Desde que se publica en 1605 hasta el XVIII, la obra de Cervantes es leída sin más pretensiones que el puro entretenimiento y la diversión, pero en el XVIII comienzan a aparecer las primeras interpretaciones más filosóficas y profundas de la novela de Miguel de Cervantes.

Como anécdota, José Montero Reguera comentó que en el XVIII en Francia era más apreciada la novela apócrifa de Avellaneda que la original de Cervantes.

La jornada de ayer terminó con Benedictine Torres, de la Universidad Charles de Gaulle de Francia) que abordó en su conferencia cómo el director de cine Manuel Gutiérrez Aragón ha plasmado el imaginario quijotesco en sus películas,