Las historias de amor y desamor entre princesas y poetas siempre han gustado y gustan al público, pero sí además de contar con ese argumento resulta que se estrena en la ciudad en la que ocurrieron los hechos y además sus intérpretes son los bailarines Aida Gómez, Igor Yebra y Paco Mora con la música en directo del grupo Qurtuba , la emoción y el interés de los espectadores están asegurados.

El musical de rock sinfónico andaluz aúna, que no fusiona, distintas músicas y danzas para lanzar un mensaje universal de integración, belleza y paz a través de la cultura y de las artes.

Todo comienza con un Ibn Zaydum (Igor Yebra), algo mayor, tras la destrucción de la Córdoba omeya, que recuerda su juventud y su amor por la princesa Wallada (Aida Gómez). Se produce un regreso al pasado y el primer encuentro entre los dos amantes, que se representa con un gran paso a dos.

Luego, el visir (Paco Mora) logrará meter cizaña entre los enamorados y el romance se rompe. Wallada e Ibn Zaydum volverán a tener un breve encuentro al final a través de una pieza de baile. Todo concluye con un Ibn Zaydum, de nuevo anciano, que lanza al mundo un mensaje universal y válido hasta ahora.

Wallada. El sueño de un poeta cordobés no es una historia trágica de amor, pese a la separación de los amantes, sino un texto y un montaje lleno de alegría, de esperanza y libertad. La princesa Wallada es, a lo largo de la hora y veinte minutos que dura el espectáculo, un símbolo de libertad por encima, incluso, de su amor por el político cordobés.

Un libreto de José María Quintana y una partitura de Miguel Galán, Randy López y Edualdo Antúnez rompieron anoche los esquemas clásicos para contar una historia de amor universal y de Córdoba.