ELIADES OCHOA

LUGAR: Jardines del Alcázar.

DIA: Lunes, 12 de julio.

La cuota de música tradicional cubana que suele cubrir nuestro Festival de la Guitarra recibió este verano a otro músico que cala sombrero vaquero.

Este, santiaguero y llamado Elíades Ochoa, suele llevarlo de color negro y, seguramente, sería considerado por el otro vaquero que nos visitó, el mito de Minnesota, como un "cantante étnico".

Nosotros, por la consanguinidad que a estas alturas nos une con esta música tradicional tan palpitante, supimos rendirnos al cabecilla, cantante y guitarrista del ahora octeto llamado Patria , y ayudamos a montar la fiesta santiaguera con el Alcázar como telón de fondo, demostrando que también los lunes a medianoche sirven para bailar a base de guitarras, maracas, trompetas, claves, congas, contrabajo y coros, muchos coros.

Fueron los acordes de Chan Chan , la canción que encandiló a Ry Cooder en Buena Vista Social Club, la película que reivindica a estos puros guajiros del oriente cubano pero a los que había descubierto antes Santiago Auserón, los que sirvieron de preludio y de canción final a este concierto lleno de arte y de verdad.

El arte de unos músicos que son obreros del son, la guaracha y el bolero, y la verdad del que lleva toda una vida enamorado de lo que estos ritmos provocan.

UNA FIESTA Una fiesta en la que es indispensable la "familia grande" formada por el público para tener una noche plenamente feliz.

Sonaron El carretero , Toda una vida o Estoy como nunca ; canciones de Benny Moré, homenajes a Compay y a la Vieja Trova, recuerdos de Son a la casa de la trova; además, Ochoa contó batallitas --la peor, cómo Iberia le hizo polvo su famosa híbrida guitarra con tres cubanos de nueve cuerdas, y por eso afinaba a cada canción-- y funcionó el gran momento interactivo donde el público pedía y ellos tocaban, sin perder prenda del sonido de gran banda del que son dueños.

Algunos aprovecharon los improvisados rincones cubanos que se formaban entre el público para lucir sus clases de baile de salón y otros no perdíamos la sonrisa ante esta música agreste y romántica a la vez que realista y viajera, llena de sonidos imaginativos y tremendamente vitalista que lleva a todas sus consecuencias esa máxima trovera que dice: Nunca llegará el final.

MEDICINA DEL SON Pero llegó con Píntate los labios , María y Guantanamera , y nos fuimos a la cama contentos con la dosis de medicina del son que nos suministraron.

Qué dure mucho.