El escultor salmantino Venancio Blanco clausuró anoche el Primer Encuentro Cultural de la Cátedra de Taurología de la Universidad de Córdoba con una conferencia titulada La escultura y los toros , con la que culminó un ciclo de ponencias en las que han intervenido Manuel Clavero Arévalo, Mariano Aguayo y Guillermo Boto, al que se sumó una muestra de escultura taurina del artista, que también fue clausurada anoche al término de su intervención.

Venancio Blanco, que ha merecido los más importantes premios de Bellas Artes del país, aseguró que "venir por Córdoba es una fiesta", y mostró su agradecimiento a la Cátedra de Taurología por haber posibilitado que compartiese con los cordobeses sus obras.

Lúcido y espontáneo, como su propia obra escultórica, Venancio Blanco reconoció ayer que "el sentimiento es la esencia de la escultura", y que la belleza del toro bravo le llamó la atención desde pequeño, por lo que decidió plasmarla cuando se hizo escultor: "Elegí la belleza del toro para torear con la escultura". En su opinión, "el arte escultórico ha evolucionado más que el arte del toreo", como muestra, por ejemplo, el enfoque plástico de sus propias composiciones con respecto a otros maestros como Mariano Benlliure.

La suerte de varas es la que más interesa a Venancio Blanco como escultor, "por su plástica compositiva, en la que se va graduando la fuerza del animal en el encuentro con el caballo", juego de poder que se inscribe en el "hecho geométrico" que se desarrolla en la plaza, donde el animal marca siempre las posibilidades de la faena.