El mayor tramposo de las cartas, que ostenta el título de campeón mundial de magia, Juan Tamariz, será el responsable de clausurar esta noche con sus trucos el I Festival de Teatro de Córdoba en el escenario del Gran Teatro.

Este ilusionista, que jamás abandona en escena su chistera, enseñará a un público de todas las edades cómo se puede esconder una baraja de ases en la manga o cómo se puede hacer reír a carcajadas con un humor de magia blanca. El éxito de la función y el buen rato que pasarán los espectadores del Gran Teatro está más que asegurado.

Tamariz cerrará este I Festival de Teatro, organizado íntegramente por el Ayuntamiento de Córdoba, con un buen sabor de boca para todos. El mismo que ha dejado este festival en el que ha habido desde espectáculos plenamente infantiles hasta otros montajes más vanguardistas y menos adecuados para los pequeños.

Han sido siete noches en las que la ciudad de Córdoba ha tenido un compromiso ineludible con el teatro, puesto que se le ha ofrecido opciones interesantes, cercanas en geografía, gratuitas y sin el inconveniente de un máximo de aforo.

El público cordobés ha respondido a la oferta acercándose a los escenarios de las calles y plazas para divertirse y aplaudir a las diez compañías teatrales que nos han visitado en nueve espacios públicos muy repartidos por la ciudad.

El Festival nació con la idea de ser específico para el público infantil y algunas de las representaciones han resultdo poco comprensibles para ellos o su puesta en escena bastante vanguardista para los espectadores más pequeños. Es el caso de la obra D.S.O. , de la compañía vasca Markeliñe , en la más de un joven espectador se asombró ante la versión tan especial que hicieron de los cuentos de hadas de siempre, incluido el de la Cenicienta .

MAS DE 800 ESPECTADORES

Otros montajes, sin embargo, hicieron disfrutar al público y lograron atraer más de 800 espectadores como fue el caso de Babilonia I y II , de la compañía almeriense Axioma Teatro .

Otros dos éxitos fueron Los títeres de cachiporra , de Teatro Arbolé , con los que los niños rieron y aplaudieron sin parar, o el pasacalles Diversión , de La caja mágica .