THE EYE

Dirección: Danny y Oxide Pang.

Intérpretes: Lee Sin--Jee, Lawrence Chou, Chutcha Rujinanon, Candy Lo.

Duración: 98 minutos.

El cine que con cuentagotas nos llega de Hong Kong suele encuadrarse, en líneas generales, en dos grupos: por un lado el de acción y artes marciales, caracterizado por su violencia extrema y la espectacular coreografía de sus luchas --tan copiadas por otra parte en algunos de las más recientes propuestas hollywoodienses, del género--, representada por directores como John Woo, Ringo Lam, Thsui Hark y otros; y por otro, la de personales, silenciosas y estilizadas historias de amor, cuyo máximo exponente quizá sea Wong--Kar Wai. A estas dos corrientes de éxito del cine hogkonés en occidente habría que añadir ahora una más: la del terror, con títulos como The Eye , una especie de El sexto sentido , versión asiática.

EL MUNDO DE LAS SOMBRAS

Si en la película de M. Night Shyamalan era un niño quien veía a los muertos, en The Eye es una joven ciega trasplantada de córnea quien descubre,al recuperar la vista tras la operación, un nuevo mundo de luces, pero también de sobras, de las oscuras sombras de la muerte. Con esta premisa, los hermanos Pang quieren poner en pie un discurso acerca de la necesidad de ver lo que de bello y siniestro hay en la existencia humana, simbolizado en esa ceguera finamente destacada y en las palabras con las que su protagonista se despide de la pantalla, alabando la hermosura del mundo en su conjunto. Y para ello, acuden a los patrones del género de terror, por lo que este intento queda nada más que en una sugerente película de miedo que sustenta la eficacia de sus sustos, no tanto en lo visual como en lo sonoro.

SUTILEZAS VISUALES

The Eye es un filme de género con una pátina de de qualité que por venir de oriente puede verse con ojos diferentes a como se vería si viniera con el marchamo de Hollywood, a pesar de que lo único que lo diferencia del cine fabricado en serie de la meca del cine es lo turbio de su fotografía, que más que mostrar sugiere esos espectros que tanto pánico nos dan, y las sutilezas visuales características de todas las películas procedentes de la antigua colonia británica, que en este caso quizá acusen un exceso de virtuosismo.

Para pasar un rato de miedo, The Eye está muy bien porque consigue transmitir el terror de su protagonismo a muchos espectadores, que advertidos por los sonidos y la música de la proximidad del sobresalto, cierran como ella literalmente los ojos a algo que al par que les atrae les repele: el dolor de la muerte y el espanto a los muertos.