El poeta cordobés Luis Jiménez Martos falleció en la madrugada de ayer en la clínica del Rosario de Madrid tras sufrir una insuficiencia cardio-respiratoria. El poeta padecía desde hace algunos años la enfermedad de parkinson y hace varios días ingresó en la citada clínica afectado por un edema pulmonar. La muerte se produjo a las tres de la madrugada. Uno de los cuatro hijos del poeta, Santiago Jiménez Guerrero, declaró ayer a este periódico que hoy sería incinerado en el cementerio madrileño de la Almudena y mañana viernes transportarían sus cenizas al cementerio de Nuestra Señora de la Salud, donde serán depositadas junto a los restos de sus padres. El hijo manifestó que hoy se daría a conocer la hora del entierro y que éste se hacía en Córdoba por expreso deseo de su padre, cuyo voluntad fue que sus cenizas volvieran a la tierra que lo vio nacer hace 74 años.

Luis Jiménez Martos nació en Córdoba en 1928. Se licenció en Derecho por la Universidad de Granada y fundó en 1953, junto a Sebastián Cuevas y Gabriel Moreno, la revista Arkángel. Desde 1955 reside en Madrid, y desde 1963 dirige la colección de poesía "Adonais". Creó y coordinó la Cátedra Séneca en Madrid y tuvo a su cargo, entre 1974 y 1980, el Aula de Poesía del Ateneo. Es autor de libros de poesía como Por distinta luz (1963), Encuentro con Ulises (1969), Con los ojos distantes (1970), Los pasos litorales (1976), Madre de mi ceniza (1982), Molino de Martos (1985) Casida del Buen suceso (1988), Monólogo del Río Grande (1993).

Además del género lírico ha cultivado la novela (Historia de Juan Opositor -1956-) y el relato breve, con el que obtuvo premios como el "García Pavón", "Hucha de Plata", entre otros. Como poeta, obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1969, el "Villa de Martorell" y el "Castiglioni de Sicilia". Su obra de crítico y antólogo es numerosa.

VISION DE LOS POETAS

El poeta y crítico sevillano Pedro Rodríguez Pacheco declaró ayer a este periódico que "Jiménez Martos significa en la etapa de la estética de los 50 el momento de reflexión entre lo que fue el realismo social y la estética surgida de un pensamiento existencialista. El es precisamente quien hace la distinción de hombre estudioso de la poesía. Como poeta fue devorado quizás por este prurito suyo de aclarar conceptos en un momento de gran confusión estética de los años 50. Sus libros de poemas son muy sosesagos, muy hermosos y nunca se le tuvo en cuenta suficientemente porque sus libros quedaban por detrás de sus posicionamientos". Puntualizó Rodríguez Pacheco que una de las virtudes de Jiménez Martos fue que "no se sirvió de Adonais para sus fines personales y su poesía queda para unos pocos aficionados a ella. Para mí fue el gran poeta de la regeneración de los 50 en Andalucía, como ya expuse en mi antología La línea interior ".

La poeta Juana Castro declaró ayer que "perdemos sobre todo a un hombre de su tiempo, amante de Córdoba y del Sur, que hizo mucho por Córdoba y por la poesía. Y como poeta es hondo, emocionado, humano".