El poeta cordobés Leopoldo de Luis dedicó ayer la primera edición de sus obras completas --publicadas por la colección Visor, la Diputación y el Ayuntamiento-- a todos los poetas de Córdoba que le precedieron y a los que continúan escribiendo, pero, muy especialmente, a Pablo García Baena, de quien dijo que "admiro y leo".

Este hombre, de 85 años, se despidió ayer de la poesía tras 60 años de creación, porque "he consumido mi tiempo, se ha acabado. El poeta no debe salirse de su tiempo. Tengo demasiado miedo a la poesía de la senectud y después de estas obras completas no voy a publicar nada más. Me haré de la poesía secreta a partir de ahora".

Las poesías de Leopoldo de Luis se han reunido en dos tomos, que se distribuirán inmediatamente entre las bibliotecas y centros de lectura de la provincia de Córdoba y habrá que esperar hasta septiembre u octubre para que se comercialice en las librerías, explicó el diputado de Cultura en funciones de la Diputación, Alberto Gómez.

Los dos volúmenes abarcan desde su etapa de poesía neorromántica hasta cuando sus poemas se convierten en filosofía. El segundo tomo contiene la sorpresa de varias poesías no publicadas de lugares muy queridos para el autor como son la bahía de Algeciras y la propia Córdoba.

Para Leopoldo de Luis, la poesía es una restitución y el poeta devuelve a su pueblo lo que le ha dado. "Córdoba es la ciudad querida, la que nos da la luz y la que nos saluda siempre como la poesía, aunque estemos lejos", dijo el poeta.

Este hombre --de quien su propio hijo, el catedrático Jorge Urrutia, dijo que ha escrito uno de los poemas más claros como ejemplo de poesía social en español, A Luis, el carpintero de al lado de mi casa -- reconoció que "lo que vamos escribiendo nos va modificando" y él que empezó con una línea neorromántica se decidió al final de su creación por la poesía filosófica.

Para el catedrático de Literatura de la Universidad de Carlos III de Madrid, Jorge Urrutia, la poesía filosófica de su padre es, en realidad, "el pensamiento del poeta que se enfrenta a la realidad del mundo".

Para este especialista en literatura, en los versos de Leopoldo de Luis no falta el verso libre, pero hay mucho soneto, utilizado como el epigrama clásico.

Para Alberto Gómez, publicar la obra completa de este Premio Nacional de Literatura ha sido como pagar una deuda, "era una obligación moral".