LAS HORAS INMOVILES.

Sobre textos de ´Ocnos´, de Luis Cernuda.

Dirección: Juan Carlos Sánchez.

Intérpretes: Roberto Quintana (actor), Alejandro Rojas-Marcos (piano) y Eugenio Jiménez (tenor).

Lugar: Gran Teatro.

Día: 7 de junio del 2003

La obra Las horas inmóviles es una adaptación para la escena de una recopilación de textos del libro de Luis Cernuda Ocnos , libro de poemas en prosa que ha servido para configurar esta propuesta. La representación cuenta con el aliciente en el escenario del actor Roberto Quintana, quien gracias a su solvencia artística mantiene la función, haciendo que la sincera palabra de Cernuda llegue al público, e incluso conmueva al espectador en algún momento. Los distintos poemas que se han seleccionado para el montaje no tienen una hilazón argumental, aunque la dramaturgia de Roberto Quintana los ha estructurado en cuatro fases de la vida: infancia, mundo exterior, experiencia y despedidas, dando como resultado una sucesión de estampas, de secuencias sin conjunción, tal y como aparecen en Ocnos .

La estética de Las horas inmóviles es sobria, con una escenografía de José Manuel Castanheira que se apoya, sobre todo, en proyecciones de grato color y algunas sugerentes abstracciones. La figura que interpreta Roberto Quintana, que no pretende ser una reproducción de Cernuda, roza la blandura y es tentado por el tono expresivo más que por el concepto, aunque brilla en el actor su sabiduría escénica y experiencia. Las intervenciones musicales cantadas de Eugenio Jiménez no encajan con la palabra hablada, son intervenciones incrustadas que detienen la fluidez escénica, con impreciso fraseo en la vocalización del texto. Encajan mejor las intervenciones a piano solo interpretadas por Alejandro Rojas Marcos. La función adolece de contrastes, algo motivado quizás por la insatisfacción que domina en los textos de Cernuda, lo cual ha podido llevar a la dirección escénica a un predominio del desencanto y la melancolía, como estado general, haciéndose monótono al espectáculo.