La 53 edición de la Berlinale se clausuró anoche con la película Gangs of New York , de Martin Scorsese, obviamente al margen de la competición. Es una gran producción histórica que evoca las raíces de Nueva York. La acción comienza en 1846 y prosigue --en la parte central de la trama-- 20 años después. Con su habitual sello de calidad, Scorsese narra una historia épica en la que confluyen la venganza, una relación de amor y el documento histórico. El ensamblaje entre estos elementos temáticos no acaba de encajar a la perfección. Tampoco convence el exceso de violencia y la recreación de la cámara en esas escenas brutales, pletóricas de sangre.

Como representantes de la película, ayer al mediodía comparecieron ante la prensa uno de sus principales intérpretes, Daniel-Day Lewis, y el productor Graham King. Day-Lewis, que comparte protagonismo con Leonardo DiCaprio y Cameron Díaz, habló de la "pasión contagiosa de Scorsese por este periodo de la historia neoyorquina".

La cinta narra el violento enfrentamiento entre dos comunidades. Los que se autodenominaban nativos, porque habían llegado antes, y los grupos procedentes de posteriores emigraciones irlandesas. Una lucha a muerte, en la que todo vale. "Para las escenas de lucha nos entrenamos a conciencia, siguiendo las pautas de unos expertos en la coreografía de enfrentamientos violentos", explicó Day-Lewis, que es candidato al Oscar como mejor actor por esta interpretación, en la que aparece notablemente desfigurado por el maquillaje.

Tras ver Gangs of New York , uno se alegra de no haber nacido en aquella época ni en aquel lugar. "Sí, es cierto que bajo el suelo del Nueva York actual hay mucha sangre derramada, pero qué ciudad se ha construido sin sangre?", defendió el actor británico.

El productor Graham King indicó que la larga duración de la película, dos horas y tres cuartos, no es un problema para su comercialidad pues la calidad mantiene al espectador.