OTRA TERAPIA PELIGROSA ¡RECAIDA TOTAL!

Dirección: Harold Ramis.

Intérpretes: Robert de Niro, Billy Crystal, Lisa Kudrov, Joe Viterelli, Cathy Moriarty-Gentile, Joey ´Coco´ Díaz, Anthony LaPaglia.

Nacionalidad: USA, 2002.

Harol Ramis se hizo notar como realizador, sobre todo a raíz de su película Atrapado en el tiempo. Las buenas expectativas despertadas por esta simpática y kafkiana película parecieron confirmarse en Mis dobles, mi mujer y yo y en Una terapia peligrosa, aupando a su máximo responsable al pedestal de los más prometedores cineastas del género. Todas eran muy divertidas, con situaciones y diálogos brillantes y con una cierta elegancia visual que contrastaban, por un lado, con la vulgaridad y la simpleza de películas confeccionadas a la medida de algún comicastro televisivo, por otro, con los filmes paródicos de precedentes éxitos cinematográficos y, por último, con la chabacanería y el humor grueso de un determinado tipo de cine facturado para provocar la carcajada por el impacto de las imágenes más que de las palabras. Entre estas alternativas se han situado las películas de Ramis, dotadas de inteligente comicidad y de algo muy importante: originalidad. Y singular fue sin duda sentar a un peligroso mafioso en el diván de un psiquiatra con el fin de solucionar sus confictos personales y emocionales. Ahora esos personajes han vuelto en Otra terapia peligrosa. ¡Recaída total!, para gozo y regocijo de quienes disfrutaron con la primera y se quedaron con ganas de más.

Hay diálogos acertados, algunas situaciones bastante divertidas, interpretaciones convenientemente histriónicas y algún destello de magia cómica, pero en líneas generales impera lo rutinario de una puesta en forma muy modesta, junto con un argumento flojo y un posterior desarrollo escasamente interesante, salvo en contadas ocasiones. Y todo presidido por el engaño y la mentira.

AUTENTICO ARTIFICIO

Desde la primera hasta las últimas imágenes, todo es un auténtico artificio ideado para mezclar la televisión con la realidad de la ficción y con el cine. Las motivaciones del personaje principal también forman parte de esta suerte de gran mentira terapéutica y rehabilitadora que se pone en pie en Otra terapia peligrosa. ¡Recaída total!Como casi siempre se suele decir, ya que el difícil género de la comedia no está en su mejor momento, propuestas como ésta de Harold Ramis, sin ser nada del otro mundo, han de ser recibidas con ciertas dosis de satisfacción. Aunque para achicar aún más sus escasos logros sólo hay que compararla, por ejemplo, con el dilirio cómico de El gran dictador. Así se podrá comprobar que

El gran dictador. Otra terapia peligrosa. ¡Recaída total!,