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España desde el exilio

José Luis Casas introduce una selección de artículos publicados en la revista ‘Las Españas’ entre 1946 y 1956

José Manuel Gallegos Rocafull, en una ilustración.

José Manuel Gallegos Rocafull, en una ilustración. / CÓRDOBA

Alberto Monterroso

Alberto Monterroso

Córdoba

Miles de exiliados de la Guerra Civil española sintieron en su corazón el dolor de verse privados de su patria, de la tierra que los vio nacer. Y esa sensación que experimentaron durante el resto de sus vidas la explica muy bien José Manuel Gallegos Rocafull, canónigo de la Catedral de Córdoba obligado al exilio, hombre de gran cultura y uno de nuestros mejores traductores de Séneca, como puede apreciarse en su versión de las ‘Cartas a Lucilio’. Hablando de este exilio forzado, Gallegos Rocafull escribía: «El Guadalquivir nos ha traído a esta tierra mexicana de nuestro destierro. Y al llegar de nuevo a ella nos daremos cuenta de que el destierro no es meramente una transferencia a otra tierra. Eso no sería más que un transtierro. El mismo sol, el mismo cielo, el mismo aire. El destierro es fundamentalmente una situación espiritual. El sentirse arrancado, el verse sin raíces, porque se está fuera de la continuidad histórica en que se ha nacido y normalmente debía vivirse. En ese estado de ánimo se desarrolla una sensibilidad especialmente aguzada para ver y valorar lo que quedó allá sin dejar por eso de ser parte viva de uno mismo» (pág. 15).

Esa sensibilidad a flor de piel, afinada por el dolor, espoleada por la privación de su tierra, es precisamente el sentimiento que late en este libro, que es una recopilación de quince artículos aparecidos bajo el título ‘España en el recuerdo’ en una de las publicaciones más importantes del exilio español, concretamente en la revista ‘Las Españas’, editada en México entre los años 1946 y 1956.

Tras una esclarecedora introducción a cargo del historiador egabrense José Luis Casas Sánchez, el libro comienza con el artículo publicado entonces por José Bergamín sobre Madrid, que es el primero de la revista y que, bajo el título «El Madrid de los Madriles», abre este volumen que recuerda, con nostalgia y verdadero sentimiento, la visión de España de aquellos hombres y mujeres, el recuerdo de sus pueblos, ciudades y provincias, los lugares que estaban en su corazón y a los que les unía un vínculo insoslayable, los detalles que habían quedado albergados en su alma y que ya nunca desaparecerían a pesar de la distancia. Se trata de una recopilación de artículos breves, pero muy jugosos, que nos presentan las claves de la vinculación de los exiliados con su patria de origen, su visión de España, el recuerdo material e intelectual de su tierra, que nunca los abandonó.

Además del Madrid de Bergamín, podremos ver en palabras de estos intelectuales otras ciudades de España, como «Mi Asturias» del pedagogo Luis Santullano (1879-1952), vinculado a la Junta de Cultura Española, y que jugó un destacado papel en la Institución Libre de Enseñanza, donde colaboró con Manuel de Cossío y Francisco Giner de los Ríos. El siguiente artículo, número tres de la revista, corresponde a María Enciso (1908-1949) considerada hoy como una de las poetas olvidadas de la Generación del 27, en él habla del paisaje de Almería, que lleva dentro, bajo el título «Almería, ciudad arábigo-andaluza». Le sigue Málaga de Manuel Andújar (1913-1994), que va desde la evocación infantil del paseo por el puerto hasta las contradicciones en las que se ha debatido la ciudad «¡Coexisten y se muerden tantas ciudades dentro de esta ciudad!» (pág. 83).

Soria es la protagonista de la evocación de Mariano Granados Aguirre (1897-1972), que fue magistrado del Tribunal Supremo durante la República y ostentará en el exilio la presidencia del Tribunal Supremo de la República. María Dolores Arana Ilarduya (1910-1999) dedica su artículo a Guipúzcoa, a las figuras de Cervantes y Unamuno, a los recuerdos que en el fondo de su alma bullen y la hacen vibrar. Y también vemos a «Huesca tierra entrañable», titulada así por Francisco Manuel Javierre, al igual la «Invicta villa de Bilbao», en palabras de Vicente Lascuráin (1916-2010), primero exiliado a Francia, luego al norte de África y en 1942 a México, donde vivió como periodista. Le siguen «Compostela» de Luis Tobío (1906-2003), «La Rioja violenta y acogedora» de Jesús Ruiz del Río, que firmó algunas publicaciones con el heterónimo Jesus de Leza, «Las Islas Canarias» del paleógrafo y latinista Agustín Millares Carló (1893-1980), «Santander» en el alma del pintor y dibujante Francisco Rivero Gil (1899-1972) y «Orihuela» y Gabriel Miró en el recuerdo emocionado de Francisco Pina Brotons (1900-1971). Cierran este volumen de menos de doscientas páginas «En el confín de la Mancha» de Isidoro Enríquez Calleja y el «Enyorament de Mallorca», la añoranza de Lluis Nicolau d’Olwer, catedrático de la Universidad de Barcelona y experto en literatura grecolatina y medieval.

En total, quince artículos dedicados a recrear el recuerdo emocionado de las ciudades y provincias que aquellos hombres y mujeres de España tuvieron que dejar lejos, muy lejos, mientras la violencia se imponía a la razón.

‘España en el recuerdo’.

Autor: Varios autores (introducción José Luis Casas Sánchez).

Editorial: Utopía. Córdoba, 2025.

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