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ENTREVISTA | Kepa Murua Escritor

Kepa Murua

El escritor vasco Kepa Murua, autor de la novela ‘Señor Baxter, unas líneas’. | CÓRDOBA

El escritor vasco Kepa Murua, autor de la novela ‘Señor Baxter, unas líneas’. | CÓRDOBA

Madrid

Kepa Murua (Zarautz, 1962) ha cultivado diferentes géneros literarios: poesía, ensayo, memorias o novela. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo, ha editado, en colaboración con diferentes artistas, libros sobre arte, y trabajó durante un largo y fructuoso periodo al frente de su propia editorial, Bassarai (1996-2011), y en la revista ‘Luke’ (2000-2018).

Escritor prolífico y reconocido por una numerosa cohorte de fieles lectores, sus últimos libros (el poemario ‘Orfandad’, la novela ‘Señor Baxter, unas líneas’, el ensayo ‘El libro de las estaciones’…) muestran una conclusión madura de su extensa carrera literaria. Su obra, muy versátil y personal, se ha convertido ya en un referente imprescindible e ineludible de las letras de este país, y se ha traducido al inglés, italiano, alemán, francés, portugués, rumano, húngaro, árabe y turco. Es un escritor reflexivo que va a la esencia de la escritura. Por lo que yo diría que es un escritor que hay que tener en cuenta. Yo sólo puedo decir a modo de resumen que esta novela: ‘Señor Baxter, unas líneas’ me ha reconciliado con la lectura. Como en su tiempo hizo ‘La Velocidad de los Jardines’, de Eloy Tizón.

Hace poco publicó una novela titulada ‘Señor Baxter, unas líneas’. Nos puede decir un poco de su argumento.

Es una novela que comienza con la búsqueda de empleo por parte de un hombre maduro, Osorio, quien finalmente se desempeña como asistente del Señor Baxter. Este hombre se siente cómodo con la monotonía de su jefe, pero cuando éste pasa unos días de vacaciones la realidad se convierte en una pesadilla para todos, especialmente para el hombre solitario que es Osorio, porque empieza a atar cabos frente a las conductas y costumbres un tanto extrañas del Señor Baxter, pero no entiende nada de lo que está ocurriendo.

Esta obra abarca poesía, novela y ensayo, ¿qué es lo que aporta esta novela al conjunto de tu obra?

Publicar libros de poesía o novelas, ensayos o aforismos no tiene mucha diferencia, pues para mí la escritura es un todo, no me veo solo como un poeta o un narrador a secas, o como un ensayista que se interroga sobre la vida o el amor, por ejemplo. Reivindico el oficio de escribir y me gusta experimentar con las características propias de cada campo, hasta llegar a su raíz. ‘Señor Baxter, unas líneas’ sigue la ruta trazada en unos asuntos que aparecen en libros anteriores, como son los sentimientos de las personas o el problema de la comunicación en una realidad donde aparentemente no pasa nada excepcional. La novela respira elementos del género negro y convierte ese problema en un misterio que se debe resolver.

La crítica ha definido ‘Señor Baxter, unas líneas’ como una novela de intriga, ¿está de acuerdo con la clasificación?

Me imagino que se debe a la necesidad de encasillar un libro como este, si es así podría ser válida, pero es incompleta. Para mí es una novela moderna que tiene un lenguaje claro y que, finalmente, no es lo que parece.

Explíqueme cómo la escribió, porque hasta las últimas páginas no se descubre la trama, y si me permite, las intenciones del autor.

Primero dibujé la casa que comparten Osorio y Baxter –es un espacio reducido, no podía equivocarme– y perfilé a los personajes con sus maneras de hablar, de moverse y hasta de vestir, tanto dentro de casa como fuera, en la calle. Para que la trama no se me fuera de las manos ajusté la realidad a lo que conocía del mundo de la mafia y dejé que el tiempo de la narración siguiera su curso con las reflexiones de Osorio, quien quiere escribir una novela, pero que no sabe que la tiene delante, y que es finalmente la que escribe el narrador.

Se adentra en los perfiles psicológicos de los personajes, ¿El personaje principal de la novela, el señor Osorio, responde a una tipología del hombre moderno?

Me interesaba que fuera una persona buena, un inocente que se ve desbordado por los acontecimientos y que todo lo que pasa lo interpreta según el estado de sus emociones, por lo aprendido en el pasado, aunque esta experiencia no le sirva para el presente y, por lo que intuyo, tampoco le podría servir para el futuro. Osorio se cree un hombre listo, pero en realidad es una marioneta que no puede asumir su mediocridad ni quiere pensar en su fracaso como hombre.

Insisto en el Señor Osorio, en una novela de detectives se habla del mundo de la mafia, pero el narrador principal es un hombre normal que sabe poco de este mundo, ¿por qué esta elección?

La voz de un hombre normal me sirve para narrar desde dentro lo que por lo general se ve desde fuera, por ejemplo, cuando se refiere a un mundo complejo como es el de la mafia, que no tiene ni los escrúpulos ni la idea de la vida que tienen los espectadores o la ciudadanía.

Los personajes secundarios atrapan al lector en muy pocas páginas, ¿Cuál es la causa que en el devenir de la historia desaparezcan frente a la presencia constante del señor Baxter y del señor Osorio?

Desaparecen todos, porque finalmente desaparecen los personajes, solo quedan sus huellas, lo que se cree que han hecho, y unas líneas que ocultan las órdenes recibidas y que sirven, aunque no se explique su contenido, para entender la trama en su conjunto. Pero de la misma manera que desaparecen al final, podrían volver a aparecer, pues parece que los lectores me solicitan una segunda parte, tal vez donde el autor explique lo que sabe y parece que no necesita explicar en esta novela donde todas las cosas están en su sitio.

Con un equilibro entre el lenguaje narrativo y el descriptivo, los diálogos de los personajes se incluyen en los párrafos mientras el narrador se recrea en algunas repeticiones formales que sostienen el ritmo de la novela, ¿no es arriesgado?

El lenguaje es cuidado, las frases suenan como si fueran diálogos reales y el flujo de pensamiento de Osorio asume sus contradicciones. Además, con las sentencias del Señor Baxter –un hombre que no habla mucho–, no es necesario que se narren los hechos que lo pueden involucrar. El lector se da cuenta enseguida de quién es quién y qué es lo que pasa.

Estamos ante una novela donde no hay mucha acción y los asesinatos son puntuales, ¿es una crítica a los tópicos del género negro?

No fue la primera intención, pero hay algo de lo que insinúa. Por mi trabajo tengo que leer novelas de intriga o policiacas que no me gustan. Suelo leer también pretendidas obras maestras que para mí no son más que una suma de chismes, pero con esta novela, solo con lo que hago como narrador, me posiciono al respecto. Si pienso en el lenguaje utilizado o en las expresiones de los personajes, es evidente que no son los propios del género negro.

¿Para escribir se ha fijado en algunos referentes?

Quería escribir una novela sencilla, pero no simple, donde el narrador reflexiona sobre la vida que llevamos sin que suceda nada especial y antes de escribirla volví a leer Palomar de Calvino. No es necesario que muera mucha gente para mostrar la vida real.

Y para acabar, ¿podría explicar el título de la novela?

Es lo primero que tuve en la cabeza, creo que no lo debo aclarar, pues así se mantiene el misterio, pero esas líneas son también las de la vida de las personas que se cruzan con otras, cuando todo parecía predestinado a que no sucediera.

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