Poesía

Paisajes de aguasol

‘Adamar’, de Ariadna G. García, escapa de la mediocridad

La escritora Ariadna G. García.  | CÓRDOBA

La escritora Ariadna G. García. | CÓRDOBA

Alejandro López Andrada

Alejandro López Andrada

CÓRDOBA

Contra esa poesía que nace descarnada, despojada de luz y sombras, de misterio, esa mala poesía huérfana de ritmo, de armonía y medida, ramplona e insustancial, que escriben youtubers e influencers consagrados, este espléndido libro, ‘Adamar’, de Ariadna G. García, viene a regalarnos un suave parapeto en el que refugiarnos de la mediocridad.

Dividido en siete armónicos apartados, a modo de gajos poéticos inefables, el poemario conforma un racimo portentoso de buenos poemas cifrados por la magia de la melancolía, el misterio y la emoción: «La sierra huele a moras…/ Mi hermano y yo elevamos/ las risas por encima/ del terrible tronar/ de la cascada» (Pág. 49). Estos versos son parte del poema ‘Rascafría’, una de las piezas más bellas de un conjunto abundoso en instantes líricos magnéticos que nos atan los ojos, el alma, el corazón a un volumen poético escrito con solvencia, en estado de gracia, colmado de ternura, de amor y respeto a la Naturaleza, a la luz de la infancia, al sentido familiar de la tierra entendida como alma de mujer. Cuando uno respira el ritmo de estos versos siente estar cruzando un paisaje de aguasol donde el arco iris brilla en lontananza.

Deliciosa poesía para romper la capa de penumbra que envuelve el mundo que habitamos. Estamos, por tanto, ante un libro magistral, donde no sobra nada ni tampoco falta nada para encender la mirada del lector y trasladarlo a un espacio intemporal donde el tiempo discurre como una lenta oruga devorando una hoja de mirto en la maleza: «Qué mansedumbre/ la del sol descolgado por las ramas,/ ajedrezando el suelo» (Pág. 23). Todos los elementos esenciales de la vida (la lluvia, el viento, el silencio, el sol, la hierba…) constituyen el magma poético de un libro cargado de símbolos e ideas sustanciosas que aquilatan la urdimbre de un venerable espacio donde disfrutar de una lectura sosegada que nos lleva a reflexionar sobre la huella que el paso del tiempo deja en nuestras almas.

Esto ocurre cuando paseamos, por ejemplo, entre los versos sencillos, pulcros, exactos, del poema titulado ‘Noche oscura’, uno de cuyos fragmentos dice así: «Mira el cielo en la noche/ de temblores helados, cuando pienses/ que nada importa mucho, que es un fraude/ la vida, que tenemos/ muy poco tiempo/ y demasiada angustia/ para estrujarlo» (Pág. 16). La poesía, en su estado más puro y esencial, carece de sexo, de raza, de color, y no entiende de guerras, sino de soledades y fulguraciones húmedas, frondosas.

Dividido en siete armónicos apartados, el poemario conforma un racimo portentoso de buenos poemas cifrados por la magia de la melancolía, el misterio y la emoción

La poesía que escribe desde hace algunos años Ariadna G. García (Madrid, 1977) está recogida en libros memorables como, por ejemplo, ‘Apátrida’ (2005), ‘La guerra de invierno’ (2013) o ‘Ciudad sumergida’ (2018), por citar tres de sus obras más genuinas; sin embargo, es en este, ‘Adamar’, que aquí reseñamos, donde alcanza su cénit, su imponente madurez, distinguiéndola como una de las voces líricas más serenas, valiosas e imprescindibles, de la poesía española contemporánea.

Y es su voz peculiar, su tono poético encendido por un resplandor fluvial, caleidoscópico, que todo lo abarca y difunde al mismo tiempo lo que la ha convertido en una poeta aquilatada, dueña de un universo lírico distinto al de otras voces de su generación y, sobre todo, más jóvenes y famosas que encandilan las almas de tantos adolescentes a los que se les educa diariamente con una poesía banal, delicuescente, que no tiene fondo, forma, ni raíz.

Lírica contemporánea

De los siete apartados que conforman este poemario: ‘El invierno interior’, ‘Naturaleza urbana’, ‘Lecciones de las ruinas’, ‘Álbum familiar’, ‘En el reverso, el odio’, ‘Plenitud’ y ‘Zen’, todos ellos de una calidad insobornable, sobresale, no obstante, el de ‘Álbum familiar’: en él se concentran unos poemas traspasados por una ternura vespertina donde el tiempo zurea como una antigua tórtola enredada en las ramas de una madreselva que sostiene el misterio azul de la niñez: «Como el águila bate/ sus alas en el viento/ helado de las cumbres,/ así mi abuelo y yo/ movíamos los brazos/ tumbados en la nieve/ tomando posesión de la existencia» (Pág. 51).

En la línea más limpia, honda y cristalina, de la poesía española contemporánea, practicada por grandes poetas como Basilio Sánchez, Jordi Doce y Álvaro Valverde, la de Ariadna G. García alcanza en ‘Adamar’ atrapar al lector en una red de mansedumbre, ternura y misterio.

‘Adamar’.

Autora: Ariadna García.

Editorial: Pre-Textos. Valencia, 2025.

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