Novela
Al ritmo de la carcoma
‘Crisálida’, la nueva obra de Fernando Navarro

Fernando Navarro. | ALFREDO ARIAS HORAS
De ‘Malaventura’ a ‘Crisálida’ se cuenta la trayectoria literaria de Fernando Navarro (Granada, 1980). De un libro de cuentos con protagonistas que hierven en la tierra donde viven a una primera novela que se agranda al leerla en voz alta: «Despierta niña despierta, escucho la voz grave del Capitán, y entonces despierto y me envuelve la niebla donde me mataron cuando yo tenía doce años y no tenía nombre porque de niña no tuve nombre porque mi padre, al que llamábamos el Capitán, no nos puso nombre a ninguno». Son las primeras palabras de la niña Nada en esta historia que arranca con ella en un sanatorio y que traslada su voz a un bosque ubicado entre las Alpujarras y Sierra Nevada, en viajes de ida y vuelta. Y en ese espacio (y tiempo), Navarro ha conseguido crear ya un lugar propio (‘Malaventura’ pisa el mismo terreno) desde el que dar cobijo a sus personajes. Porque la que viaja, sí, es la voz de la niña Nada, que nos habla de su familia: el Capitán y Madreselva, los padres; Cuarzo, Rayo, Columbina y Cachorro, los hermanos. Todos huyen de Granada y se instalan en el bosque. Mientras descubrimos los motivos, comprendemos también que sea la niña quien narra los hechos. Bastan algunos gestos significativos para entender su misión, como el que se produce al abandonar la casa en la ciudad: «Nadie se da la vuelta cuando nos vamos, solo yo, que me quedo mirando la puerta del piso mientras se cierra». Contar es darse la vuelta, decidir guardar los recuerdos por encima de pertenencias materiales. El resultado es un delirio brillante, extraño y atractivo, donde lo fantástico está perfectamente unido a los sucesos que leemos, sin mostrar las costuras que nos hagan pensar que hechos así no puedan estar pasando.
«Tú eras quien minaba/mis heridas,/el que dejó señales/al borde del camino./Aquel que me escondía/crisálidas en el pelo». Podría ser la voz de Nada hablándole al Capitán, pero son versos de la poeta Rosana Acquaroni, que también escribe esto: «Como si me llamaras siempre/por mi nombre/-mi verdadero nombre-/aquel que ni yo misma conocía». Lo poético está muy presente para Fernando Navarro, que desarrolla este asunto con detalle en su pódcast ‘Vuelo de brujas’, en el que adapta y da nueva vida a relatos clásicos de terror y misterio mediante el formato de teatro radiofónico. La poesía, acogiendo sus palabras, tal vez sea la única respuesta cuando no hay asidero para responder al porqué de determinados comportamientos humanos. En ‘Crisálida’ sucede así porque su ritmo se mantiene firme y no decae, como si aspirase a ser más un poema que una novela: «Tiene los dientes retorcíos marrones y amarillos, las manos de lombrices, con el pelo que es o parece hojas secas y la cara pintada de ceniza azul, enmarcada en una túnica oscura que no es una túnica, es como una manta que a lo mejor fue blanca y ahora es negra de la mierda y el barro y es azul como el bosque. Una tela que la envuelve como me envuelve la crisálida».
El bosque y el sanatorio comparten un terror parecido ya que su atmósfera está dominada por el mismo espíritu narrativo. Las carencias y la hostilidad de los dos espacios se muestran al detalle, incluido aquello que acaba por dominar los huecos más recónditos, dejando escenarios duros: en el caso del bosque, alejado de la idealización de la naturaleza; en el caso del sanatorio, con idénticos peligros a lo que uno puede enfrentarse en lo más salvaje de cualquier bosque. De ambos surge lo que consume al ser humano, la carcoma que desgasta y va dejando su huella: «Si me acerco a la madera de los marcos de las puertas en los pasillos y en algunas habitaciones puedo escuchar a la carcoma, se come la última planta y se la come muy lenta porque la carcoma nunca tiene prisa».
De nuevo, siguiendo el vuelo de Fernando Navarro, podemos rozar el terror familiar aquí presente con la poesía, que tampoco tiene prisa y puede aparecer para iluminar la noche en el sanatorio que roe por dentro a la niña Nada. Acquaroni una vez más: «Tú la oyes respirar dentro de ti/-esa deuda pendiente/que te asalta de noche-/como el prófugo escucha la carcoma/perforar la bodega/del barco en el que huye./Mi viajero nocturno/conservas la belleza/de un niño que pregunta».
‘Crisálida’.
Autor: Fernando Navarro.
Editorial: Impedimenta. Madrid, 2025.
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