La palabra iluminada

¿Una imagen vale más que mil palabras... o es la palabra la que vale más que mil imágenes?... En todo caso, dependerá de qué imagen... y de qué palabra. No se le puede otorgar el mismo valor a un grabado de Goya que al papel pintado que recubre una pared.

La imagen, la palabra... el cine, esa confluencia de tantos aspectos, la imagen en movimiento y la palabra iluminada. El teatro, también palabra iluminada, aunque de otra manera. Sin registrar. En vivo. Fatuo. Pido prestada esta expresión al profesor Salcedo Hierro. Lo recuerdo en 1996, durante la celebración del 125 aniversario del comienzo de la construcción del Gran Teatro, definiendo el arte dramático como eso mismo, la palabra iluminada. Iluminada por los focos de la escena y por la influencia que un texto, en la voz del actor, es capaz de incendiar a un público sensible, descubriéndole inmensos paisajes de emoción mediante la empatía y la ilusión a través del milagro teatral y la catarsis.

Anteayer, 27 de marzo, se conmemoraba el Día Mundial del Teatro. Un ritual que se viene repitiendo desde 1961: en todos los teatros del mundo un actor, antes de la representación, lee el mensaje escrito por una personalidad de la escena para la ocasión.

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