NOVELA
De plomeros y artistas
La chilena Cynthia Rimsky obtuvo el Premio Herralde con su obra ‘Clara y confusa’

Cynthia Rinsky (derecha) obtuvo el Premio Herralde 2024 ‘ex aequo’ con Xita Rubert (izquierda). | ENRIC FONTCUBERTA / EFE
A veces viene bien dar un paso atrás para arreglar una avería en una casa y poder ver así el conjunto completo, lo que late (o se intuye) a su alrededor. Ocurre algo parecido ante una obra de arte que no nos dice mucho en un primer acercamiento. Aprender a mirar en la vida y en el arte. Ir más allá de lo aparente. Cynthia Rimsky (Santiago de Chile, 1962) une esas dos formas de estar en ‘Clara y confusa’, su última novela, que obtuvo en 2024 el Premio Herralde, compartido con ‘Los hechos de Key Biscayne’, de Xita Rubert. Un hecho que ocurre por segunda vez con este premio, al igual que la circunstancia de la nacionalidad ya que hasta la aparición de Rimsky tan solo había un escritor chileno como ganador del Herralde: Roberto Bolaño con ‘Los detectives salvajes’.
Esta historia une por azar las vidas de un plomero (fontanero) y una artista. Y bastaría eso para situar la lectura porque lo que sucede con esa unión no tiene una superficie sólida en la que apoyar una trama. Mucho mejor: corrupción, envidia, amor y vida (y mucho más) se filtran por las grietas de una voz narrativa original y genuina: «Al cabo de poner cinco parches en un día un plomero no tiene una sola historia que contar. En vez de compartir la experiencia común del tedio, prefieren repetir los relatos de corrupción que ocurren en otras provincias donde no viven, en Corea o en Kuwait». Pero estamos en una Patagonia onírica desde la que el narrador nos cuenta con la misma intuición con la que aprendió el oficio, donde no es importante tener a mano herramientas comunes para detectar y arreglar una avería y sí una que sea capaz de escuchar lo que importa, como un estetoscopio: «Cuando me puse las olivas imaginé que iba a encontrar un silencio total y casi me estallaron los oídos. Ladridos, pasos, viento, máquinas, actividades, llantos, cantos, discusiones...». Hay que intuir, por tanto, y es la manera que tiene la autora de hacernos ver cómo podemos leer ‘Clara y confusa’, con lo que se percibe a través de los hechos y que toma forma por debajo de lo que se cuenta. Rimsky alude a una poética de la plomería que nos habla de la falta de lógica para arreglar lo que tenemos a mano, lo que creemos firme pero se rompe de la manera más inexplicable y no hay una única fórmula para repararlo (no hay una única lectura posible). De igual modo, atendiendo a las exigencias de un proceso artístico concreto en el que tanto el trabajo como el resultado que puede llegar a una galería dialogan de espaldas a la artista: «Su trabajo artístico consiste mayormente en ordenar. En su caso eso no es sinónimo de jerarquía o desprendimiento. Clara le busca un lugar nuevo a las cosas para que trabajen la diferencia a sus espaldas. En el taller tiene obras que llevan diez años transformándose. Un cartelito indica el nombre tentativo, la fecha y un número que se corresponde con una anotación en un cuaderno en el que registra traslados y observaciones». Definir una escritura de esta manera (o precisamente la de Cinthia Rimsky) también podría encontrar acomodo. Así, en palabras de la propia autora en una reciente entrevista: «Porque [la novela] apela a no entender con la cabeza: a que tú creas lo que sientes, no lo que hay que entender. La lectura es lo que tú leíste, nada más».
Los elementos que utiliza para situar la historia destilan un humor muy personal. En la burocracia de un sindicato de plomeros y en la burocracia del circuito que recorre una obra de arte se dan situaciones imposibles de asimilar y uno solo puede terminar riéndose. La diferencia fundamental en esta novela es que no hay una pretendida intención humorística, que acaba por aparecer como la filtración de agua que se escucha correr detrás de la pared de una habitación.
«Despertamos confusos más allá del silencio en un sueño de óxido y faros perdidos», canta Xoel López al inicio de su canción ‘Patagonia’, compartiendo sentido y coordenadas con el libro. Con ‘Clara y confusa’ tenemos, además, el referente del estetoscopio para leer, escuchar y sentir los hechos que se cuentan sobre la corrupción, la envidia, el amor y la vida. Y como con la letra de la canción, seguir escuchando para concluir: «Perderse no sería tan malo, pensamos, pero volver y contarlo será maravilloso».
‘Clara y confusa’.
Editorial: Anagrama. Barcelona, 2024.
Autor: Cynthia Rimsky.
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