LAS GUARDAS

‘Pentimento’

Lillian Helman

Lillian Helman / Córdoba

Escribió Cervantes: «Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma». Y hay un aforismo de Lichtenberg que dice: «Muchos hombres ven la virtud más en el arrepentimiento de los pecados que en el hecho de evitarlos». Y ambos tienen razón, cada uno en su medida.

Una de las mejores definiciones de ‘pentimento’ que he leído es de Lillian Hellman. Hellman (1905 - 1984) fue una dramaturga y guionista de cine estadounidense. En 1973 publicó ‘Pentimento’, considerado por algunos como sus memorias, este libro autobiográfico muestra una serie de retratos de varias personas que influyeron en ella a lo largo de su vida. Una de sus obras más conocidas fue ‘La calumnia’, llevada al cine por William Wyler en 1961, con Audrey Hepburn y Shirley MacLaine como protagonistas.

La cita de Hellman es esta: «La pintura vieja sobre lienzo, con el paso del tiempo, a veces se vuelve transparente. Cuando eso sucede, en algunos cuadros es posible ver las líneas originales: un árbol se ve a través del vestido de una mujer, un niño deja paso a un perro, un gran barco ya no está en alta mar. A esto se le llama ‘pentimento’, porque el pintor se arrepintió, cambió de opinión. Tal vez sería mejor decir que la antigua concepción, sustituida por una elección posterior, es una forma de ver y volver a ver». Es una cita bellísima, una definición magistral.

Dicen también que ‘pentimento’ es una palabra de origen italiano que significa arrepentimiento. Usada en el léxico del arte, es la alteración técnica aplicada por el artista para corregir elementos en la composición de una obra.

En la literatura también existe el ‘pentimento’. Más de una vez nos hemos arrepentido, hemos tachado, borrado, escrito encima (o abajo), roto..., algún texto o fragmento, o un libro completo, porqué no.

Dicen que el arrepentimiento es sinónimo de inseguridad, o que siempre el arrepentimiento nos lleva a la inquietud. Pero en estos tiempos, ¡se dicen tantas cosas! Cambiar no es arrepentirse, cambiar es intentar llegar a la esencia, es convencer y convérsese a sí mismo. Cambiar es vivir, debe ser vivir.

Y a pesar de todo, no podemos olvidar las acertadas palabras del escritor nicaragüense Sergio Ramírez: «La literatura no está llena de arrepentimientos, sino de osadías».

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