novela

La familia Barnes

‘La picadura de abeja’, de Paul Murray en Anagrama

Paul Murray. | CHRIS MADDALONI / EDITORIAL ANAGRAMA

Paul Murray. | CHRIS MADDALONI / EDITORIAL ANAGRAMA

Córdoba

Es inevitable pensar en el comienzo de Ana Karenina y en las familias que son infelices a su manera mientras se lee la nueva novela de Paul Murray (Dublín, 1975). En ‘La picadura de abeja’ se nos presenta a los Barnes, una familia compuesta por Dickie (el padre), Imelda (la madre), Cass (la hija adolescente) y PJ (el hijo pequeño). Los conoceremos por separado, viviendo el mismo tiempo (aunque no siempre) desde cada uno de sus puntos de vista. Una estructura que los separa y que hacia el final consigue un efecto de unión trepidante, como si Murray hubiese pensado en un embudo para dar forma a estas vidas que transcurren en un pueblo de Dublín: «El pueblo —ese pueblo pequeño y tedioso, con sus cestas colgantes y sus maceteros en las ventanas, su capilla de Nuestra Señora y su concatenación de pubs— resplandece con inocencia empapada de lluvia». Es importante subrayar el espacio y la atmósfera porque acaban por influir en las vidas que tenemos entre manos. La del padre con un concesionario automovilístico que hace aguas y una vía de escape en un refugio que construye ante un posible colapso mundial que acabe con nuestra civilización. La de la madre que carga con una historia de decepciones personales (su destino era casarse con Frank, el hermano de Dickie) y arrastra su belleza con una condena ante el espejo que le recuerda lo que merecía pero nunca llegó; se trata de la apuesta estilística más arriesgada de Murray, que nos hace llegar su punto de vista con una narración torrencial (a lo Molly Bloom). La de la hija, Cass, quizás el personaje más redondo, que afronta el paso del instituto al Trinity College con las incertidumbres propias de la edad: «Hay días que no suceden, aunque estés en ellos. Los edificios son de cartón piedra, la gente son extras y te sientes atrapada en un episodio de relleno de alguna serie». Y PJ, el personaje que alcanza los momentos de mayor variabilidad emocional, asociados al devenir de su familia en cada momento: ternura, humor, comprensión o miedo por el posible divorcio de sus padres.

Si hija y madre son radicalmente opuestas, sobre todo por los caminos que parece están destinadas a vivir, el padre y el hijo sufren, cada uno a su modo, sendos chantajes que harán temblar sus respectivas existencias. Al margen de ello, ambos convergen también en sus intereses y en la necesidad de estar cerca el uno del otro (de un modo peculiar) para afrontar otras situaciones límite provocadas por secretos de difícil manejo. ¿Cómo reaccionar ante ese abismo? En el caso del padre, las opciones barajadas son tan extremas como absurdas, en una reflexión dramática que le hará concluir, en un destacado pasaje, que en el fondo solo está construyendo decorados mentales. En el caso del hijo, en una clásica huida infantil para terminar encontrando más problemas y puertas cerradas.

‘La picadura de abeja’ es una novela extensa (setecientas páginas), que avanza con fluidez debido al acierto de la estructura elegida por Murray. El autor irlandés va jugando con los acontecimientos (que adelanta o retrocede según la necesidad del momento) y con ciertos detalles que pueden pasar desapercibidos en una primera lectura. Pero aquí no se esconde nada, no es esa la intención buscada sino más bien la de detallar con esmero los pasos de los cuatro personajes principales. Algo necesario para alcanzar la brillante intensidad a la que nos enfrentaremos al final de esta historia.

Paul Murray fue finalista del Premio Booker 2023 con este libro, que ahora llega a nuestro país traducido por Javier Calvo y publicado por la editorial Anagrama. Es autor de tres novelas más, entre ellas ‘Skippy muere’ (que apareció en España de la mano de la editorial Pálido Fuego). Con ‘La picadura de abeja’ nos adentraremos en la preocupación de unos padres que se interrogan por lo que hacen sus hijos cuando no están con ellos, pero también en las consecuencias sufridas por unos hijos que no saben mucho de cómo fue la vida que tuvieron sus padres antes de que ellos nacieran: «Quizás cada época lleve entretejida su propia atrocidad. Quizás todas las sociedades sean cómplices de cosas terribles y solo después se ponen a fingir que no lo sabían. Cuando los niños te pregunten, diles que nadie tenía mala intención».

‘La picadura de abeja’.

Autor: Paul Murray.

Editorial: Anagrama. Barcelona, 2025.

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