POESÍA

Identidad y tecnología

Amelia Iglesias trata la relación entre humanos y máquinas

La escritora Amelia Iglesias Serna, en una imagen de archivo.

La escritora Amelia Iglesias Serna, en una imagen de archivo. / A. J. González

Córdoba

La tecnología y sus referentes nunca han sido un fervor en la poesía española. Escribía Bernd Dietz que «acaso sea Fernánd Léger —al decir de Roger Garaudy, uno de los cuatro pintores del siglo XX— quien mejor haya descrito, en sus Funciones de la pintura, la estética de la máquina». Sin embargo, es bien distinto en poesía, cuya desconfianza crítica brilla por sí misma y no atiende o si lo hace con dudas sobre su perdurabilidad.

En Tampoco yo soy un robot, Amalia Iglesias Serna aborda temas de identidad y tecnología, la relación entre humanos y máquinas. El libro está dividido en cuatro partes o capítulos. La primera, Letanía, es una secuencia de quince poemas con el mismo título Omnia vertuntur, el mundo al revés, la vida al revés, nuestros gestos al revés y los motivos de nuestras miradas a contrapelo, o en sentido contrario y señala lo posible y real o su parte de realidad. Nos dice: «Para sanar los parásitos de la conciencia / y poder dormir sin pensar en la chatarra cósmica»; «Porque buscamos la alquimia de lo cotidiano» o «Por la nostalgia / de cuando iban y venían los caminos». En la segunda, titulada Aguja y cristal, quince poemas sin título aparente, son como un poema único dividido en partes o fragmentos que atienden desde una cita de César Vallejo: «oh, si Kafka nos viera despertar cada día / cucarachas o escarabajos». Así vamos, y mientras tanto: «escucho el eco sin algoritmos que habita en mis entrañas, / y quiero desenredar los mensajes encriptados». En Los inviernos giratorios, tercera parte, los versos hacia dentro, la autora, como si quisiera rescatar algo dejado atrás. Así, «En busca de unos pasos que coincidan con nuestros pies»: «Desde que nacimos y para siempre (…) huir, huir hacia donde el mundo pudiera despertar sin miedo». O Réquiem, la parte final, compuesto por fragmentos continuados y donde todos comienzan igual con una negativa: No robot. Nos dice: «No, robot / frente a la indiferencia cósmica / y el capitalismo caníbal / entre los sedimentos virales / y el dolor en streaming, / contra el spam que nos come los recuerdos».

Un libro que, aunque su tema desde el mismo título, sin embargo, es patente la primacía del ser humano, entre tantos relieves mecánicos que nos embargan en este tiempo. Además de su destreza en el uso del lenguaje, la autora aborda la búsqueda y sentido en la existencia, ante la máquina que avanza entre nosotros. Sus poemas nos invitan a explorar las emociones más profundas y nos llevan a reflexionar sobre nuestra propia experiencia humana. Porque la poesía es vida, tentativa en un mundo donde la tecnología y la humanidad a menudo parecen estar en conflicto. Amalia Iglesias Serna nos invita a reflexionar sobre nuestra propia esencia y nos lleva a explorar la fragilidad de la condición humana en un entorno cada vez más mecanizado.

‘Tampoco yo soy un robot’.

Autora: Amalia Iglesias Serna.

Editorial: Vaso Roto. Madrid, 2024.

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