novela
Las heridas del duelo fraternal
‘Las fracturas doradas’, de la académica Paloma Díaz-Mas

Paloma Díaz-Mas. / VÍCTOR LERENA / EFE
La obra de Paloma Díaz-Mas, escritora, profesora y académica se asienta en una propuesta literaria rica en reflexión sobre la identidad cultural, la memoria histórica y la relación entre el pasado y el presente. Su contribución al panorama literario español ha sido notable por su capacidad para fusionar la historia, la cultura y la narrativa. Ha publicado numerosos trabajos sobre literatura oral y romancero, la literatura medieval española y, sobre todo, cultura sefardí. Con solo diecinueve años, publicó el libro de microrrelatos ‘Biografías de genios, traidores, sabios y suicidas según antiguos documentos’, reeditado más tarde como ‘Ilustres desconocidos’. Ha publicado las novelas ‘El rapto del Santo Grial’ (finalista del Premio Herralde), ‘El sueño de Venecia’ (Premio Herralde), ‘La tierra fértil’ (Premio Euskadi) y ‘Lo que olvidamos’; el libro de cuentos ‘Nuestro milenio’; los relatos autobiográficos ‘Una ciudad llamada Eugenio’ o ‘Como un libro cerrado’; además de narrativa de no ficción, ‘Lo que aprendemos de los gatos’ y ‘El pan que como’. Su última obra responde a ese apartado vivencial que ya había tratado, «las fracturas doradas», un homenaje reflexivo sobre la muerte de un hermano.
Cuando los japoneses arreglan objetos dañados, destacan la parte rota rellenando las grietas con oro. Piensan que cuando algo ha sido dañado y tiene una historia, se vuelve más bello. El arte tradicional japonés de reparar cerámica rota con un adhesivo fuerte, luego rociada con polvo de oro, se llama Kintsugi. La cerámica no solo queda arreglada sino que es aún más resistente que la original. En lugar de intentar ocultar los defectos y grietas, estos son enfatizados, ya que se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. Esa técnica aparece con relevancia en el último libro de la profesora y académica Paloma Díaz-Más. A partir de la pérdida inesperada de un hermano en los días que recibimos una de las tormentas de nieve más grandes que recordamos, denominada Filomena, la autora realiza un ejercicio de escritura ligado al duelo, que nos recuerda, en ocasiones de manera implícita, el proceso de restauración emocional parecido al físico que se realiza en el método cerámico japonés. Toda pérdida supone un dolor y si es cercana mucho más, incluso podríamos añadir que si se presenta imprevista el resultado multiplica el dolor que conlleva. A partir del conocimiento de la pérdida de un hermano, que fallece en la distancia y tras unos días sin que nadie tuviera conocimiento de ello, se produce un proceso de encaje -quienes lo hemos vivido bien lo sabemos- para intentar comprender y aceptar el suceso. La escritura que también contempla una parte terapéutica, se convierte en una excusa para que las ideas se vayan asentando al desconocido ritmo que le corresponde. La propia autora, lingüista de formación y oficio, busca qué palabra pudiera resultar la exacta para definir lo que está sintiendo y la encuentra: congoja. Ese término define perfectamente el proceso que se está viviendo y como unos invitados en forma de lectores vivimos el proceso de manera paralela y continuada junto a la autora.
La escritura de Díaz-Mas se vuelve de una belleza inusitada en su sencillez, pese a la dureza que supone la aceptación de la pérdida de las palabras y el ritmo narrativo se convierten en un deleite continuado. Un proceso complejo de escritura que parte de cercenar, pulir y acortar la complejidad que supone la pérdida inesperada de un ser querido. Sin embargo, como lectores recibimos la invitación a partir de un primer capítulo denso y programático, de adentrarnos en ese pacto que supone compartir el duelo como acompañantes y del que, aunque resulte paradójico, nos resulta bello pese a la dureza del ejercicio de aceptación y recuerdo, de mirada hacia un posible futuro en el que tendrán protagonismo una notable ausencia.
La literatura fraternal no ha sido muy practicada en nuestra literatura. Encontramos ‘La fuerza del amor’ de María de Zaya, donde esta incluye conflictos y alianzas entre hermanos como parte de su exploración de las dinámicas familiares y de género, pero quizás la más relevante y actual obra de carácter fraternal sea la del último premio Cervantes, ‘Mi hermano Antón. Un apunte’ (2024), de Luis Mateo Díez.
En el caso de Paloma Díaz-Mas, la singularidad de centrar su perspectiva en el duelo quizás sea lo novedoso, ya que la literatura ha producido esa mirada enfocándola hacia los progenitores y sobre todo parejas. El aliciente de la lectura de Díaz-Mas radica en situarse en ese hueco poco ocupado y elegido para narrar la sencillez contenida, hermosamente literaria, que ha elegido a la hora de trasmitir un pesar tan duro como la muerte imprevista de un hermano y el duelo que conlleva.
‘Las fracturas doradas’.
Autora: Paloma Díaz-Mas.
Editorial: Anagrama. Barcelona, 2024.
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