Poesía

Casa para ser habitada

‘Geografía de la ventura’, de Miguel Sánchez-Ostiz

Miguel Sánchez-Ostiz.

Miguel Sánchez-Ostiz. / YOLANDA SALAZAR / EFE

Córdoba

En ocasiones, conviene detenerse con atención en escrituras que destilan un halo de autenticidad, un no dejarse arrastrar por los acontecimientos de fuera y marcar, con claridad, las pautas de un camino al que no se traiciona. Sánchez-Ostiz viene con esta antología, este trazado por su obra poética que parte de 1979 hasta 2022, un itinerario que conviene seguir con calma y pausa.

Ya desde los primeros instantes, se puede apreciar que el autor tiene claras las líneas a seguir: una poesía sobria, con un lenguaje cuidado que mantiene su pulso entre lo lírico y lo cotidiano y que muestra una lucidez cuando apunta y sugiere, cuando abre esos espacios en los que el lector puede entrar a habitarlos. La mayoría de las veces desde la segunda persona, desde esa perspectiva pero un tú que realmente es un yo camuflado frente al lector, una forma de posicionarse la voz ante sí misma. Desde ahí el sujeto poético parece hallarse cómodo cuando acomete esa invitación constante hacia la memoria como eje sobre el que se sustenta gran parte del recorrido: «Qué dirás cuando quieras / que tu memoria / no sea ni hueco ni zumbido». Pero no la memoria como medio simplemente, resulta necesario alimentarla para que la escritura adquiera un sentido único, definido, que pueda transmitir un mundo sin poses ni artificios que el sujeto está dispuesto a defender: «Un poeta debe / hacerte ver sus visiones, / contagiarte su inquietud». Hay un cierto ajuste de cuentas con el pasado, poemas en los que la herida del paso del tiempo se hace visible, sin concesiones, pero también se alternan con otros que muestran una vitalidad, por encima de todo, una lucidez plena del momento vivencial, de lo que ello supone y todo lo que conlleva. La aventura auténtica es la vida, mantenerse dentro de ella sin caer en sus trampas, desgranar lo que realmente valió la pena, lo que no y lo que a veces ésta revela: la cuchillada lúcida en el espejo. En este itinerario, y como bien señala Alfredo Rodríguez en el prólogo, hasta 2017 se daría una primera etapa, y luego la voz se vuelve más asentada, más madura, con una desnudez y una transparencia que deja lugar para la imagen y el pensamiento, sin ninguna retórica ni equipaje que pese. La pérdida, lo importante y lo vacío, son elementos que forman parte del recorrido y que toman cuerpo, definitivamente, como una declaración ya de certezas, materializadas, por ejemplo, en el poema que abre ‘Fingimientos y desarraigos’: «No tienes nada que perder / y sí mucho que ganar». No se abandonan los temas de antes, aunque ahora con más precisión de bisturí, y lo social, los recuerdos de juventud, las cuentas pendientes, la rebeldía, se condensan también en estas piezas, pero siempre mirando hacia adelante, sin recrearse demasiado en el atrás, en una invitación a la huida, al sentimiento de tránsito del que la voz no siempre consigue zafarse, porque uno pertenece a su tiempo: «Por mucho que te alejes,.../ el ruido de tu tiempo / va contigo...». Y la escritura se presenta como una casa que espera ser habitada, como un refugio imbatible, omnipresente en toda esta geografía, intensa y emocional: «Escribe entonces, execra / Rebélate dale fuego a tu poema».

‘Geografía de la ventura’.

Autor: Miguel Sánchez Ostiz.

Editorial: Bartleby . Madrid, 2024.

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