ENSAYO

Otra manera de pensar la muerte

La filósofa Ana Carrasco-Conde gana el Premio Eugenio Trías con ‘La muerte en común’

Ana Carrasco-Conde. | BEGOÑA RIVAS

Ana Carrasco-Conde. | BEGOÑA RIVAS

Antonio González Carrillo

Antonio González Carrillo

Córdoba

Ana Carrasco-Conde es profesora de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, que pertenece a la tradición filosófica del Romanticismo y del Idealismo alemán de los siglos XVlll y XlX. En el ámbito periodístico es colaboradora habitual de ‘La Marea’ y la ‘Ser’. Sus inquietudes filosóficas se centra en el «lado oscuro» de la realidad como son el mal, el malestar y el terror. Autora de una obra muy celebrada como es su ‘Decir el mal’ (2021), como pensadora aboga por un método centrado en el arte de «dislocar conceptos» e incordiar desde una disidencia radical que nos permita desarticular la genealogía del presente. Ha escrito un sorprendente ensayo titulado ‘La muerte en común’ (Galaxia Gutenberg, 2024) que lleva como subtítulo ‘Sobre la dimensión intersubjetiva del morir’, con el que ha conseguido el Premio de Ensayo Eugenio Trías.

Esta dimensión intersubjetiva del morir la define como la relación «comunitaria» con la muerte. Otra manera de abordar la pérdida en nuestras sociedades secularizadas. La introducción trata de «El lugar desocupado» o, lo que es lo mismo, el vacío. La primera parte aborda las palabras de consuelo ante lo irremediable. La «caja negra» que construimos tras el golpe mortal. La segunda, «Y allí por donde vamos», y finalmente «Un corte sin tránsito». Es éste un libro sobre la muerte concebida de forma filosófica como el final de un río de vida que desemboca en el océano. Se pregunta nuestra autora si la muerte como pérdida de un ser querido es un mal o puede ser un bien. Todo fallecimiento significa que cambia el mundo que rodea a los que quedan. Esa es la tesis básica de este ensayo. Por qué habríamos de tener miedo a la muerte. Platón, en el diálogo ‘El Fedón’ (sobre «la inmortalidad del alma») y Epicuro de Samos («si yo estoy ella no está, si ella está yo no soy») negaron que fuera un mal, si somos conscientes de que somos intrínsecamente mortales como humanos.

Hay que pensar la muerte desde otro punto de vista, sostiene Ana Carrasco-Conde, no como un tabú, sino concebirla como una liberación. Al perder a alguien cercano y querido como son los padres, en cierto modo nos recompone y nos construye de nuevo como personas. Toda pérdida a juicio de nuestra autora debe abordarse desde una perspectiva que llama «comunitaria» (en común).

Con la muerte de nuestros seres queridos la vida cambia. Necesitamos los vivos de palabras y de silencios para cerrar la herida transformándola en alegría compartida (en común) tras un necesario tiempo de duelo. La muerte de un ser próximo nos convierte en niños desconsolados, desubicados, desconcertados suspendidos en el vacío hasta el despertar. A lo largo de la Historia del Pensamiento, además de los clásicos griegos, el propio Cicerón se refugió en la filosofía tras la muerte de su hija Tulia. Schelling escribió una única novela, ‘Clara’, tras la muerte de su esposa. Schopenhauer afirma que sin la idea de muerte es difícil suponer que se hiciera filosofía. Por tanto, la filosofía es consolación, es preparación para la muerte como pensaban los existencialistas de Simone de Beauvoir a Martin Heidegger. Filosofía como meditación sobre la muerte puede ser un canto a la vida. Se trata de «pensar la muerte» que al hacerlo nos libere de ella al conjurar nuestros fantasmas.

Un cuerpo sin vida ya nos una persona. Un cadáver no es nada, carne y huesos. No significa nada, carne y huesos. El alma no necesita del cuerpo, flota. Tras la muerte no podemos asegurar nada con certeza, ni afirmar ni negar nada. La muerte es, por tanto, «el alejamiento del alma del cuerpo». La muerte separa, divide pero también libera. El alma subsiste. Es cierto que en los orígenes del pensamiento, Sócrates reflexiona sobre su propia muerte, despreciando llantos y lamentos. Sereno ante la muerte. Su mujer Jantipa lo abrazaría con ternura como Cicerón hizo con su hija Tulia.

Para Ana Carrasco-Conde, la filosofía es una poderosa herramienta ante el vacío porque definitivamente somos nosotros los cambiados por la muerte. La pérdida es comunidad.

‘La muerte en común’.

Autora: Ana Carrasco-Conde

Editorial: Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2024.

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