Diario Córdoba

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ENSAYO

Homo irrealis

Aciman invita al lector a acompañarlo al territorio de sus recuerdos

Andre Aciman. CÓRDOBA

Uno de los objetivos del arte del ensayo literario está en alumbrar ideas con reflexiones que convenzan y seduzcan a los lectores, pero también está en la sutileza, en la sabiduría y en el buen hacer con el que se narra un texto que pretende siempre buscar y aprehender el conocimiento, es decir, esa aproximación a la complejidad de todo lo que significa la psique humana. André Aciman, autor de la aclamada novela Llámame por tu nombre (‘Call me by your name’), Lejos de Egipto o Encuéntrame, fue ganador del Whiting Award y el Lambda Literary Award. Ha sido traducido a treinta y ocho idiomas, siendo ensalzado por la crítica y por los lectores. Ahora, Aciman, con Homo Irrealis, publicado en la editorial Alfaguara, ha conseguido el difícil logro al que me he referido unas líneas atrás. Sirviéndose de sus propias memorias, el devenir de su vida personal y su relación con el arte y la literatura, escudriña constantemente en el yo para sacar a flote las razones ocultas que tiene la existencia. Y se ha detenido en lo que él llama los modos ‘irrealis’ que, como él mismo dice, son una categoría de modos verbales que indican que ciertos acontecimientos no han sucedido, puede que nunca sucedan, o deberían o deben o se desea que sucedan, pero que no aseguran que vayan a suceder. Según el autor, «los modos ‘irrealis’ también se conocen como modos contrafactuales», es decir, que se mueven entre lo que puede ser y entre lo que podría haber sido. De esta manera, en este elegante libro hecho de palabras poderosas que son experiencias vividas, Aciman nos habla de conceptos que él va interpretando como la nostalgia, la añoranza, la identidad irreal, las ciudades, el amor, la amistad, el arte, etcétera. Así se va deteniendo en lo que han dicho grandes escritores, para sacar su teoría adelante. Y reflexiona sobre su vida y sobre lo que conoce que se ha dicho de la vida humana analizada desde el prisma personal que le interesa (el ‘homo irrealis’) y desde las experiencias literarias o artísticas de Freud, Cavafis, Rohmer, Sebald, Proust, Pessoa y otros muchos más.

André Aciman, nacido en el seno de una familia judía sefardí de origen turco e italiano y que creció hablando francés como primera lengua, nos acerca a lo que fue el éxodo que le llevó desde Alejandría hasta Europa y posteriormente a Nueva York. Siempre estuvo presente en él la idea de aquella ciudad egipcia donde había nacido y donde había pasado su infancia y se preguntaba qué habría sido de él de continuar viviendo en ese país, en esa legendaria ciudad, con su cultura tan diferente, es decir, la identidad ‘irrealis’ de lo que pudo haber sido y no fue. Igualmente ocurre con el deseo que tiene de llegar a Europa. París es la ciudad anhelada, la que podría llegar a ser, pero que no se dio porque finalmente no pudo ser. Fue Roma la que lo recibió por un breve espacio de tiempo entre el final de la infancia y el principio de la adolescencia y la que también le enseñó aspectos de su interior que lo llevaron a comprender que la identidad es un camino que se hace en las coincidencias de la cotidianidad de la vida, como así lo descubre en los libros que lee o en las películas que ve. ¿No será que cada ser humano saca de los demás lo que lleva dentro de sí? En cualquier caso, la duda constante de los deseos anhelados o añorados, esa cierta fragilidad para expresar contundencias, la pulcritud en buscar una verdad que nace de uno mismo, hacen de este texto una verdadera atracción, al igual que también lo hace el hecho de que uno como lector sienta la identificación y la aprobación de que el ‘homo irrealis’ es un acontecimiento cierto en el devenir del ser humano. A la sombra de Freud, Aciman va, como un zahorí, detectando toda aquella relación del eminente neurólogo austriaco con la ciudad eterna, aquella Roma a la que era reticente a visitar porque temía que tras entrar en contacto con ella pudiera perder toda la grandeza que albergaba en su mente, una especie de romafobia o neurosis romana. Roma era para él un premio, pero también una amenaza incomprensible. Y es esto lo que Aciman radiografía del prestigioso padre del psicoanálisis, el ‘modus irrealis’ de lo que pudo haber sido y no fue si nunca hubiera visitado finalmente la capital italiana. Igualmente, André Aciman encuentra referencias en la poesía de Cavafis acerca de este concepto ‘irrealis’ relacionado con la ciudad donde el poeta vivió toda su vida. «Alejandría es una ciudad ‘irrealis’, siempre aprehendida, pero nunca descubierta del todo, que siempre augura, pero que nunca se llega a tocar, una Alejandría que, como Ítaca o Bizancio, siempre ha sido y siempre será algo que nunca ha estado ahí del todo».

Dice Aciman que el narrador Sebald guarda un silencio deliberado sobre el Holocausto, lo que evidencia es que el lenguaje carece del tiempo verbal correcto o el modo correcto para transmitir la pesada realidad contrafactual de ese «podría haber sido», que nunca sucedió, pero no es irreal por no haber sucedido y todavía puede suceder, aunque sentimos que quizá podría no suceder.

Entre estos conceptos que ponen al cerebro en funcionamiento se mueve esta memoria personal del autor, este ensayo literario que se entre cruza con lo vivido por el escritor y lo que encuentra en otros autores más como Rhomer o Proust y que no dejan indiferente al lector, ya que lo atrapa mientras va comprendiendo e identificándose con una teoría bastante acertada y crucial en el acaecer de los individuos.

‘Homo irrealis’ .

Autor: Andre Aciman . Editorial: Alfaguara . Madrid, 2023.

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