LAS GUARDAS

Restrictivos

Dos adolescentes leen poemas en la calle el pasado Día de la Poesía, el 22 de amrzo.

Dos adolescentes leen poemas en la calle el pasado Día de la Poesía, el 22 de amrzo. / V. ALONSO

Lo de la poesía actual es como lo de la vacuna, o como lo del clima. Te la quieren meter por los ojos y en todas partes, en festivales, en escaparates, hasta hay poetas que se tiran dos días leyendo sin parar y acaban agotados, pobrecitos. Claro que también hay poetas renegados que dicen que el género está muerto para así justificar su paso a la narrativa, que vende más y otorga más reconocimiento y privilegios.

Uno toma un libro clásico, de esos de toda la vida, y ni se cansa ni reniega de él. Será por eso que ahora se empeñan en prohibir algunas obras como ‘1984’ o ‘V de Vendetta’, o en reescribir los libros de Agatha Christie, o los de Roald Dahl, o los de Ian Fleming.

La sociedad se ha vuelto imbécil. El derecho a la información es un pilar fundamental del derecho a la libertad. Pero claro, no de la información que te cuentan, sino de la información real que se intenta ocultar por esas categorías que unos las llaman buenismo, otros pacificación, y esos que dicen ser los inteligentes lo que hacen en realidad es intentar volvernos tontos. Los restrictivos deben desaparecer de nuestra mente, de nuestro entorno, de nuestras generaciones. Y si no eres restrictivo no triunfarás para ellos, que en el fondo es triunfar para nadie.

Hay que revelarse. Y la mejor forma de hacerlo es seguir leyendo a los clásicos, desde luego en su versión original, sin totalitarismos ni falsas democracias, sin globalismos, sin progresismos. Aceptando lo real como real, pensando, tomando decisiones, ejercitando la libertad.

Se eliminan párrafos completos de libros clásicos y se añaden textos falsos a los libros escolares, o a los universitarios, como queriendo modificar o vigilar aquello que leemos. La cultura de la cancelación es la falsedad de la generación Woke. No existe nadie más dormido que aquel que se acoge a este término.

Aquello que pensabas que podía, no puede, no se sustenta. Y lo que creías que era poesía (o literatura, o arte), al final ha caído, no se sostiene por sí mismo. Opinemos y leamos, y si hace falta en voz alta y sin complejos, que a los imbéciles les va quedando poco.

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