NOVELA

La rara libertad

Kallifatides relata una parte gloriosa de la historia de Grecia en ‘Timandra’

Theodor Kallifatides

Theodor Kallifatides / CÓRDOBA

Las personas libres escasean mucho más de lo que pensamos», señala Theodor Kallifatides (Molaoi, Grecia, 1938) en su nueva novela, la historia de amor entre la hetera, Timandra, y el griego Alcibíades, que sirve de pretexto para hacer un repaso de una parte gloriosa de la historia de Grecia, aquella que compartieron Pericles y Sócrates, la que vio el enfrentamiento entre Atenas y Esparta.

No es la primera vez que la literatura se fija en la figura de Alcibíades a través de novelas históricas; otras artes, como la pintura o la música, se han dejado seducir por la figura enigmática y polémica del orador y estadista griego. La novedad de Timandra es que lo hace desde la perspectiva de la mujer que lo acompañó el día de su muerte, la que lo cubrió con su túnica y lo incineró con las propias llamas de la casa que sus enemigos habían prendido.

La figura de la Hetera (hetaira, «compañera») era el nombre con el que se conocía a un tipo de mujer en la Grecia clásica y que se distinguía por su carácter liberal. No era exactamente una prostituta en el sentido burdo y ralo que el término ha tomado con los años, especialmente en los tiempos puritanos que nos asolan. La Hetera era una mujer educada, independiente, con medios de vida propios y que participaba de la vida cultural y artística en igualdad con los hombres, por los que era especialmente respetada. Eran compañeras, acompañantes, cultas, desenfadadas y libres. Todo lo contrario que las otras mujeres de la época, reducidas a un papel hogareño y supeditadas a los hombres. Su poder social llegaba a tal punto que se les permitía participar en las reuniones y fiestas con los hombres en los denominados simposios.

Kallifatides hace que su Timandra sea a la vez amante y filósofa, reuniendo en ella las características de una época desprovista de prejuicios amatorios, ávida de libertad en el amor y en la política, llena de vida y de pasión por la existencia. Una vez más y desde el contexto de la guerra entre Esparta y Atenas, Kallifatides reflexiona sobre la guerra, sobre su sinsentido, al igual que lo hiciera en su novela El asedio de Troya. Y así, Timandra piensa que «La guerra, la mayor de las competiciones de los hombres, nos había conducido aquí, a esta aldea sin nombre de Frigia». Frigia, el lugar donde, finalmente, su amante Alcibíades, encontrará la muerte. Timandra recuerda la anécdota de que fue la guerra, casi por casualidad, la que hizo que el pueblo empezara a amar a Alcibíades; él que quería ser amado por todos, lo que a la postre significó no ser amado por nadie. Pero no, ahí estaba Timandra, que admiraba a Alcibíades y que lo acompañó hasta su destino final. Se entrega a él sin condiciones y así lo reconoce: «En la entrega sin condiciones había una particular libertad, y dejar de amarlo, al final, se convirtió en sinónimo de dejar de amarme a mí misma». Las reflexiones de Timandra resuenan hoy con fuerza, resultan chocantes para muchas mentalidades ancladas a las nuevas formas de amar, brutales en su vulgaridad.

Pero Timandra también es una novela histórica. Una novela que recoge las principales etapas en la vida del estratega ateniense, hijo de Clinias, de la familia aristocrática de los Alcmeónidas. Por la novela pasan sucesos tan relevantes como la segunda fase de la guerra del Peloponeso entre las dos ligas de ciudades encabezadas por Atenas y Esparta; la expedición a Sicilia que terminó de forma desastrosa; la defección a Esparta, ciudad en la que Alcibíades encuentra asilo; su deserción a la satrapía del persa Tisafernes; su regreso al fin a Atenas en la que nunca dejó de acumular enemigos; la derrota de Notio y finalmente, el cruce del Helesponto para refugiarse en la región donde encontraría la muerte, Frigia, y en la que sería incinerado por su amante, Timandra.

En uno de los pasajes de la novela, Kallifatides hace que su protagonista, Timandra, recuerde la máxima del oráculo de Delfos, «conócete a ti mismo». La respuesta de Timandra señala que es imposible conocerte a ti mismo y continúa con la imagen garcilasiana de la vida; las vidas de los seres humanos son como ríos que arrastran lo que encuentran a su paso, unas veces barro y otras diamantes. Y advierte que algunas personas son como ríos de aguas limpias que «nos obsequian con vegetación y frescor, y otras son como torrentes, secos en verano, cuando más los necesitas», frases que convierten al personaje en esa Hetera ideal, esa mujer poseedora de la rara libertad de ser vulnerable.

‘Timandra’.

Autor: Theodor Kallifatides . Editorial: Galaxia Gutenberg . Barcelona, 2022.

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