DIARIO

Las palabras justas

Milena Busquets aborda la actualidad del último año en un dietario

La escritora Milena Busquets.

La escritora Milena Busquets. / EUROPA PRESS

Milena Busquets nació en Barcelona en 1972. Estudió en el Liceo Francés y en la Universidad de Londres. En Anagrama ha publicado las novelas También esto pasará, un destacado éxito de ventas y crítica, traducido en más de treinta países y Gema. También la recopilación de textos periodísticos Hombres elegantes y otros artículos. Su última entrega en este sello ha sido un escrito a modo de diario Las palabras justas. El dietario arranca el día de Reyes del 2021 y llega hasta nochevieja. A lo largo de sus páginas encontramos jugosas reflexiones sobre sí misma y los demás, con el agradecimiento de que no va situarse en la orilla del cariño (»Primero escribes contra ti y después contra todo el mundo»). Hecho este que ofrece como pacto (al modo de Lejaune) para que el lector sepa de antemano las aguasen las que se adentra, no muy dulces y a veces salinas.

Resulta muy golosa la aparición de cualquier literatura del yo en nuestro país, véase el caso de Rafael Chirbes con su segunda entrega de memorias este mismo año, eso sí, después de su desaparición. No somos muy dados a este tipo de creatividad y por tanto, crea interés lo que aparece con ese marchamo. Puede que desde el lado lector se espere el aguijonazo contra otros colegas, y eso siempre promete, pero en el caso que nos ocupa de la autora barcelonesa declara que es la primera que no sale bien parada en sus libros, es más se refuerza en la idea de que un escritor no debe transmitir que está contento en sus creaciones. (Los escritores somos gente sonada y tenemos problemas). El acierto radica en cómo se nos cuentan tales problemas. He de decir que Busquets sale airosa. Alguien que escribió Gema en estado de pánico y acude al psiquiatra para no acabar tomando pastillas ofrece una puerta interesante para abrirla. Declara a Jules Renard como antecedente preterido en esta escritura del yo, aunque por encima sobresale, como máximo referente, Marcel Proust.

No encontramos una escritura netamente basada en la escritura, sino que por fortuna, se despliega también la parte no escritora, la de una mujer real en un tiempo que coincidimos y compartimos. Nos sorprende (o tal vez no) una persona que fracasa en el amor, que conoció el impacto de la muerte muy pronto, que ha fracasado en aventuras editoriales con su propia madre en una relación muy complicada, incluso desgranada en otras páginas, pero que no está dispuesta a que esa parte de amor afecte a sus hijos. Hay que escribir «un peldaño mejor que un tío, para que te tomen en serio». Y más si se escribe sobre sí misma y cita el caso de Annie Ernaux que fue motivo de escándalo (y escarnio) por escribir de forma cruda sobre su intimidad. Tal vez por ese dato se entienda que en el pacto ofrecido al posible receptor de la escritura se le advierta que no quedan rescoldos para esconder el pudor. Y se agradece.

Milena Busquets es hija de la ‘gauche divine’ barcelonesa que veraneaba en Cadaqués, hija del arquitecto Óscar Busquets y la editora Esther Tusquets. «Para ciertas cosas soy una burguesa de manual, la sordidez, la fealdad y la pobreza me repelen». Nos queda claro que no le gusta la gestión de la alcaldesa Colau. Sin embargo, dos hechos nos llaman la atención, cierto desapego por la ciudad catalana en beneficio de Madrid y la transparencia en hablar sobre cómo la falta de dinero es una realidad y puede convertirse en una razón más de peso sobre las razones de la escritura («Decir que escribes por dinero es una coquetería como otra cualquiera»). «Me gusta dar mi opinión, es un defecto. Cuento una historia pero digo lo que pienso», por lo que se puede entender una declaración rotunda de intenciones: «Si escribes para que te quieran, estás frito». «Qué maravilla sería vivir de la escritura». Lo dicho, se agradece. Ahí es donde entendemos la verdadera relevancia de algunas afirmaciones sobre la escritura: «Ningún escritor en el planeta Tierra, ni el más cándido, ni el más bobo, ni el más puro, escribe un diario sin pensar qué tal vez algún día se publique» o esta otra: «Los malos escritores solo necesitan una frase para mostrar que son malos, los buenos necesitan al menos ciento veinte páginas para demostrar que son buenos». En ese sentido resulta atractiva la radiografía de personal que acude a una caseta de firmas en una feria del libro.

¿Y quién puede salir bien parado en un dietario, desde el punto de vista literario? Realizamos un breve apunte: Houellebecq, La Rochefoucauld, La Bruyer, Isak Dinesen, Jorge Herralde, con un poco de peloteo, Proust, Chéjov, o los mencionados diarios de Jules Renard. ¿Y quién mal? Pues habrá que leerla. No es elegante el ‘spoiler’. El amor es uno de los pilares más importantes de la narración, no se acompleja la narradora para ofrecer un muestrario de amores y desamores, incluso de idealizaciones. Para ella «la explicación a casi todos los comportamientos ridículos y situaciones absurdas está casi siempre en el amor», se eleva incluso hasta la trascendencia, a modo de pensamiento japonés: «Cualquier hombre que escucha los pájaros es digno de amor eterno». Una simple mascarilla y su colocación de manera correcta, reajustándola puede servir para crear un momento erótico, se hace un guiño a las máscaras del carnaval veneciano, a su inversión consentida del orden. “En el amor ser perfecto para alguien no significa absolutamente nada». Y el humor, qué bien, «ser enamoradiza debería ser el octavo pecado capital, me ha hecho perder mucho más tiempo que los otros siete juntos».

Entre notas de dietario, microrrelatos y aforismos transcurre esta radiografía emocional que lejos de residir en el morbo de la escritura «auto» se llena de frescura con el ejercicio literario adecuado. Sirva este ejemplo de muestrario: «Regresé a Madrid, vi el Guernica casi a solas y un hombre besa mi cuello, dice que por error». Esperamos más.

‘Las palabras justas’.

Autora: Milena Busquets .

Editorial: Anagrama . Barcelona, 2022.

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