POESÍA

Días animales

‘Las ocho y carne’, el nuevo poemario de la escritora Ángeles López

Ángeles López.

Ángeles López. / CÓRDOBA

'Las ocho y carne' (Huerga&Fierro, 2022) es el quinto libro de poemas de Ángeles López (Madrid, 1969). Ejerce el periodismo en radio y televisión. En prensa escrita ha colaborado en las cabeceras de ‘La Vanguardia’, ‘ABC Cultural’ o ‘Qué Leer’. En la breve introducción nos dice Ricardo Martínez Salmón: «Aquí se nos invita a que, ante la carne y cualquier otro accidente de la vida (olvido, negligencia, cobardía), hagamos del cuerpo refugio y parapeto. Ángeles López hace del exceso virtud y destila su cólera contra los tibios, los agradecidos, los biempensantes (...). Quizá porque el amor no es lo que pensamos: siempre es otra cosa».

El título parece una llamada a un estar ahí, en el lugar y minuto, con la misma emoción en los diversos sentidos de nuestro proceder respecto al otro y en la vida. Los poemas separados por números romanos son treinta y cinco llamadas al diálogo, acercamiento o prever alguna desconexión en la amplitud de aconteceres y en la ambivalencia del amor y el sexo. Esa llamada ¿puntual? ya aflora y se encuentra en el primer verso del segundo poema: «Las ocho y carne/ es el dialecto de tus dientes». Asimismo, en el poema «VI»: «Pero ya son las ocho y carne, de algo que hay que hacer o sucede»; y en el «XXVI»: «en estas ocho y carne del día, como un hilo que engarza parecida apelación en distintos momentos y emociones, lo esencial del estar y sentir».

Entre los dos primeros versos: «Repito tu nombre de sonido abrasador, / tumulto de monedas de cobre»; y los dos últimos: «Por una anatomía de la emoción con arquitectura gaudiesca. / Nuestros nadies ya no son nada, si es que alguna vez lo fueron», hay un territorio lleno de señales, indicaciones que nunca pueden ser las mismas, y cada recorrido lleva consigo las suyas propias.

Y siguiendo el hilo, en el «III» nos dice: «No sé qué he hecho / porque rara vez lo he hecho, sólo sé que lo he hecho (...) Y si al final no lo he hecho...». Juro que lo haré. Sin súplica, vehemente, el grito al amor, al cuerpo, requerimiento, reivindicación de estar ahí, de puesta en pie o márchate, cuando entre los dedos pasa el deseo, los días y el tiempo: «Palabras debajo de las palabras/ me recuerdan tu cicatero aroma del norte./ El contacto especulativo del verbo/ cuando amar no es una alternativa./ Tordo y lento». Tal vez una lucha por lo que se tiene o por lo que debería ser, en definitiva, por algo que se desea o no se quiere perder.

Algunos versos, la mayoría, son verdaderos golpes a la apatía, a la lucha por el amor o para evitar el desamor: «Seguimos igual que siempre:/ empeñados en querer morir». La poeta va escalando situaciones e instantes que siempre desembocan en el mismo sentido: como cuando no hacemos aquello que no hacemos. Los trabajos del tiempo son los que cansan. En el «IV»: «Notorio macho/ (...) Ante el choque de trenes de tu cimarrón miembro». Mientras que el «X» dice: «Sin puentes de regreso/ con el gregarismo de una bestia domesticada/ y una militancia difícil de tolerar». También en el texto «XXV»: «hacia los hombres imprevistos/ empedrados machos/ con funciones vitales atemperadas como claves».

Nuestros posibles espejos donde nunca nos vemos porque no nos miramos: Que no cabe en un hoy lleno de espejos de impaciencia. Finalmente, en el poema «XVI»: «Fumas, masticas regaliz y asas castañas/ mientras el frío se acerca a grandes pasos por el sotobosque». Ya en el «XXVI» «Palabras debajo de las palabras,/ me recuerdan tu cicatero aroma del norte. Todo se vuelve Tordo y lento/ hombre del norte».

En definitiva, de vivir las cosas de otra manera, si sabemos dónde se produce la herida, la grieta concreta, la de siempre, no la inesperada. Es como señalar con palabras, mediante lo de uno a la otra parte en cuestión. ¿Existe y es posible un proceder milimetrado en las relaciones y en el amor? María Zambrano nos dice: «La pura razón es la pura monotonía». Tratamos de entrever entre lo cotidiano lo que no se puede ver ni leer. Entonces, ¿es la inteligencia y sólo ella la herramienta milagrosa, lo que nos salva, la que mantiene ese territorio, más que cualquier otra cosa, cuando los dibujos de la ilusión se terminan? ¿se terminan? Tal vez porque uno lo piensa de una manera y luego es también de dos.

‘Las ocho y carne’

Autora: Ángeles López.

Editorial: Huerga&Fierro. Madrid, 2022.

Suscríbete para seguir leyendo