Diario Córdoba

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NOVELA
ENTREVISTA Pilar Adón Escritora. Regresa con la novela 'De bestias y aves'

"La naturaleza constituye una parte esencial de lo que escribo"

La escritora madrileña, que nació en 1971, regresa con la novela 'De bestias y aves', publicada por Galaxia Gutenberg, editorial en la que también aparecieron 'las efímeras' y· 'La vida sumergida'

Pilar Adón. MIGUEL ÁNGEL SALAS

Pilar Adón, una madrileña nacida en los setenta, es una de las pocas escritoras jóvenes de referencia española. Con una obra no muy cuantiosa ha subido a la cima del prestigio literario. Empezó a escribir a principios de siglo, y cada una de sus obras ha sido un canto de la prensa y merecedora de alguna mención o premio.

Tu último libro, De bestias y aves, me recuerda a Las efímeras por situarse en un lugar no lugar. ¿Estás de acuerdo?

También en Las efímeras hablaba de una comunidad ubicada en un espacio aislado, rodeado de naturaleza, pero en ese caso los personajes pertenecían a lo que quedaba de una comunidad basada en otra que existió de verdad, La Ruche: un intento real por conseguir una manera distinta de educar a unos niños que, de otra manera, no habrían tenido acceso a ciertas enseñanzas. También en el relato largo "Eterno amor", que publiqué en 2021, situé a los personajes en una comunidad aislada, y en varios relatos he tratado el mismo tema. Es una imagen que me llama, que me resulta muy motivadora. En De bestias y aves, la comunidad de mujeres a la que llega de manera involuntaria la protagonista hará que ésta descubra qué es lo que busca y por qué ha huido de su casa.

Para mí este libro es un mundo cerrado de mujeres, una metáfora sensorial y sensual de la naturaleza y lo primitivo.

En Betania, Coro, la protagonista, se encuentra, efectivamente, con un grupo de mujeres que en principio comparten propósitos comunes y que se han reunido para ponerlos en práctica. Desean que Coro se quede en la casa con ellas y que descubra que en ese lugar podrá liberarse de ciertos fardos con los que lleva cargando desde hace mucho tiempo. Cuando llega a esta comunidad de Betania, las mujeres parecen estar esperándola, embarcadas en un propósito común que las une: el de que Coro se quede allí. Este escenario hace que la realidad de la protagonista resulte más angustiosa aún.

También es algo mágico, que te atrapa sin saber adónde vas, como la mujer (Coro), que coge el coche y va al albur, hasta llegar a Betania, una casa habitada sólo por mujeres que practican raras ceremonias. ¿Por qué sólo mujeres?

Cuando era pequeña me encantaba que llegara la noche y que nos juntáramos en torno al fuego en invierno o en el patio en verano las mujeres que vivíamos en la casa de mi abuela, que éramos cuatro, más otras mujeres que se nos unían: mi mejor amiga, alguna hermana de ella, primas, tías... Esos círculos de mujeres constituían una fuente inagotable de historias, leyendas, elucubraciones y confidencias. Las niñas estábamos ahí, y delante de nosotras se contaba de todo, sin pensar que podrían escandalizarnos ni asustarnos ni frustrarnos. Imagino que de ahí viene mi interés por las comunidades de mujeres.

El único hombre que aparece en la novela distorsiona la "esencia" de este mundo cerrado y primigenio.

Siguiendo con la respuesta anterior, este círculo de mujeres se mantenía hasta que llegaban los hombres y todo cambiaba... No era ni mejor ni peor, simplemente, cambiaba. Entre esos hombres llegaba mi padre, a quien está dedicada la novela, así que no se trata de afrentar ni de juzgar. Simplemente sucedía así. Podría ser que de esta impresión se derive la tendencia que tengo en mis textos de hacer que llegue un intruso que viene a alterarlo todo.

Parece que la casa a donde llega es su destino, allí sabrá que forma parte de algo, ¿pero de qué?

Algo que las mujeres de Betania parecen saber cómo lograr, solo que sus métodos resultan amenazantes e irracionales. Dado el estado de agotamiento mental en el que se encuentra la protagonista, su manera de actuar no siempre parece acertada. No es capaz de tomar buenas decisiones. Además, por otro lado, hemos de tener en cuenta que es ella sola la que se enfrenta a un grupo ya formado, previamente constituido, y esos enfrentamientos, como sabemos, no son sencillos.

La protagonista, Coro, ¿tiene algo de tu biografía en algún aspecto?

Coro inicia la novela agotada. Es una mujer obsesionada con su trabajo, muy perfeccionista, acostumbrada a mirarlo todo de cerca y a creer que tiene el control de lo que hace y de lo que no hace. Con ese afán de perfección podrán identificarse muchos creadores, tan centrados en su trabajo que llegan a la autoexplotación. Cuando decide salir de su casa y empieza a conducir, quiere liberarse de varios fardos que lleva arrastrando desde hace mucho tiempo, y conseguir cierta libertad. Y cuando llega a Betania, entra en un espacio muy vinculado al de los cuentos, en el que viven unas mujeres sabias que parecen tener todas las respuestas aunque a ella no le den ninguna, del que no puede salir, en el que hay animales, una niña y una anciana. En ese lugar, las reacciones de Coro son mucho más valientes de lo que lo habrían sido las mías.

La naturaleza que se muestra en la novela no es acogedora, en muchas ocasiones da terror. ¿A qué lo atribuyes?

La naturaleza constituye una parte esencial de lo que escribo. Siempre ha sido así, y podríamos decir que en las obras en prosa la naturaleza es un personaje más. No se trata de un simple fondo o de un espacio útil en el que situar a los demás personajes: su presencia tiene un porqué, y es esencial como elemento generador de inquietud o de calma. De recelo o de equilibrio. Tendemos a creer que la naturaleza es un espacio de silencio en el que podremos descansar, hacernos mejores, deleitarnos en su contemplación para alcanzar la paz. Decidimos atribuirle un finalismo a la naturaleza, como si estuviera ahí "para" nosotros. Pero lo normal es que no nos lo ponga fácil. Al menos al principio.

El agua siempre está presente en todo. ¿Simboliza algo?

Hay muchos símbolos en esta novela. El propio nombre de la casa, Betania, nos lleva al espacio bíblico en el que resucitó Lázaro, y en esta novela hay una resurrección simbólica muy clara. También he sabido que fue en un lugar llamado Betania donde bautizaron a Cristo, de modo que el agua entra ahí como elemento facilitador de paso de un estado a otro, que es lo que le sucede a la protagonista de la novela.

Es una novela que da para muchas interpretaciones, lo que yo llamo "novela vertical".

Como lectora, necesito que me dejen participar en las obras que leo. Me gusta que no me lo den todo masticado y que, en cambio, me ofrezcan la oportunidad de rellenar espacios que el autor no rellena, aunque resulte evidente que sí conoce. Me gusta que haya varios niveles de lectura, y que cada lector se quede en el que más le interese.

Tú eres poeta también, aparte de narradora, ¿dónde te sientes más cómoda?

Cuando escribo me siento cómoda siempre. De mi devoción por la lectura surgió la devoción por la escritura, y ambas actividades van de la mano: me siento cómoda leyendo y escribiendo poesía, y leyendo y escribiendo prosa. Sí es cierto que casi siempre me veo en disposición de escribir prosa, y no puedo decir lo mismo de la poesía. Mis primeros textos fueron relatos, luego pasé a la novela, y a la poesía llegué más tarde. No la cultivé en la adolescencia, como suele suceder. Quizá por eso me siento más predispuesta a la prosa. Pero he tenido épocas en las que sólo podía escribir poesía, y me sentía igualmente cómoda.

¿Qué es la literatura para ti?

Algo que necesito. Casi de manera física. Cuando no escribo noto que me falta algo. En la actualidad escribo y soy traductora y editora, de modo que los libros forman parte de manera muy intensa de mi vida diaria.

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