Recuperar la memoria sin caer en rencores ni ajustes de cuentas. Cantar a la tierra, a su geografía, a sus gentes, a sus vivencias. Sacar a flote sentimientos, buenos y malos, del pueblo, los amores, los odios, todo ello tratado con el debido distanciamiento para que el lector juzgue. Pero también aportar ideas, vías, reflexiones, sobre la reconciliación, sobre la justicia, sobre la hermandad entre los hombres. De todo eso y más escribe Isidro Olmo cerezo en su reciente novela Al acecho. Historias de la Chimorra.

Isidro Olmo Cerezo es un veterano médico urólogo de Pozoblanco y conoce como nadie su tierra de Los Pedroches, a la que acaba de regalar esta historia como memoria común y colectiva de una comarca que es riquísima en tradiciones dignas de ser contadas y conocidas.

Pero el autor ha elegido para ello una etapa especialmente difícil no sólo en el norte de la provincia sino en toda España, como es la postguerra. No crea, quien esto lea, que se trata de una reseña más sobre agravios y desagravios, venganzas y los desvaríos propios que cualquier guerra deja en los seres humanos. No, Al acecho. Historias de la Chimorra no es eso, quizás porque la escribe un doctor acostumbrado a conocer y hurgar en las debilidades físicas del ser humano y a conocer igualmente los sacrificios, superaciones y luchas que ellas conllevan.

Isidro Olmo prefiere tomar partido por los personajes llanos, limpios, positivos, magnánimos, incluso inocentes. Porque esta novela es ante todo y sobre todo un libro de personajes delineados con una fuerza tremenda, perfectamente caracterizados en su psicología, además de ser un compendio de historias pegadas al terreno trufadas de costumbrismo, incluso a veces ya desacostumbrado, de usos en desuso, en definitiva, un catálogo de todo aquello que fue y ya no es, tratado con una mesurada nostalgia.

Desventuras familiares

Al acecho. Historias de la Chimorra nos hace conocer las aventuras y desventuras familiares, profesionales, amorosas y humanas de Ángel el Álamo, sargento de la guardia civil en aquella zona y etapa difícil de postguerra. A su hermanastro el Castaño; a Alfredo el Moreno, su padrastro; a Malva, la pequeña hija de el Castaño; al Sancho Panza particular de Ángel, Víctor Valentín, el Número 1; y al odioso, terrible, zafio teniente el Berrinches, entre otros. Todos ellos agentes o víctimas de una brutal guerra civil sobre cuyo particular Isidro Olmo es inflexible en sus alegatos humanitarios, humanistas y de reconciliación.

En Isidro Olmo, como escritor, se trasluce el gran lector de los clásicos que es, utiliza con inteligencia técnicas narrativas quijotescas, que dotan a la historia de un interés adictivo. No en vano uno de los personajes es el propio caballo del protagonista, con quien dialoga como lo hiciera Alonso Quijada. Y, cómo no, también el contrapunto sanchopanzista aparece como equilibrio de los pensamientos del protagonista. Y es eso también la novela, un texto muy bien dialogado, novela pastoril a veces, de aventuras, histórica en todo momento, social y, sobre todo, por las reflexiones del propio autor, un tratado de anécdotas, de intrahistorias, que nos llevan a hacernos partícipes de convicciones morales como superación de enfrentamientos, rencores y odios tan descorazonadoramente humanos.

Como en el mejor de los clásicos, aprendemos en la novela infinitos dichos y refranes de Los Pedroches, dichos con socarronería e ironía (la mirada de los inteligentes), sin que falte el dolor por la tragedia secular de España. Asistimos a la sabiduría popular, al conocimiento extremo de ese mundo rural y agreste e intrincado de la zona de la Chimorra, de manera que la lectura nos invita a querer conocerla y recorrerla. No faltan en la novela numerosas y muy oportunas referencias médicas, dudas éticas, descripciones grandiosas de las personas del campo y de su carácter, y una mirada melancólica hacia la felicidad de la infancia aunque se vista de pobreza, como es el caso.

Como escritor, Isidro Olmo maneja técnicas muy elaboradas como la de narrar el mismo hecho desde perspectivas de personajes diferentes en algún capítulo especialmente duro, la visión del que observa, del que es observado, incluso del entorno como protagonista. En definitiva, ‘Al acecho. Historias de la Chimorra’ nos revela al auténtico escritor de raza que ya apunta ser Isidro Olmo en esta que es su primera novela, cuya continuación sabemos que ya se encuentra preparando.

‘Al acecho. Historias de la Chimorra’.

Autor: Isidro Olmo Cerezo.

Editorial: Punto Rojo . Sevilla, 2022.