Nos preguntamos de qué hablamos cuando nos referimos a la cultura. Decía Marx que formular una pregunta es el modo de comenzar a responderla. Este es el reto intelectual que se propone Diego Moldes, ensayista gallego, editor digital e historiador de cine en su ensayo ‘En el vientre de la ballena. Ensayo (literario filosófico) sobre la cultura’. Es una obra de enfoque multidisciplinar y alcance humanista sin pretensión científica.
Para Moldes, el hombre se encontraría en el vientre de la ballena, como Jonás, que sería la cultura del siglo pasado e intenta escapar en busca de sí mismo camino hacia una nueva cultura global o neocultura digital. La metáfora de la ballena entendida como ocaso o fin de ciclo cultura en el siglo XX y como resurrección de una nueva cultura en el XXI fundada en la idea de interdisciplinariedad que rompa los límites entre las diversas disciplinas del que nace un fructífero diálogo de relaciones entre distintas formas culturales.
Es un error prototípico asociar la cultura principalmente al mundo de las letras, la lengua y las literaturas. Es cierto que a los estudiantes de ciencias se le exige conocimientos humanísticos y casi nunca a la inversa.
A lo largo de este brillante ensayo Moldes pregunta a 38 autores de diferentes disciplinas, lenguas y nacionalidades qué entienden por cultura y que intenten definirla. Cada una de estas respuestas conforman un mapa cultural plural enormemente diverso donde filosofía, arte, historia, ecología, poesía y cine se dan la mano, entretejiendo una tupida red de interconexiones que establecen un rico diálogo entre generaciones, desde un filósofo centenario a un periodista treinteañero.
A la par expone su original tesis sobre las etapas de la cultura en seis pasos: precultura, cultura, contracultura, poscultura, neocultura e incultura. Entre los clásicos, Nuccio Ordine nos aclara que definir en pocas palabras qué es la cultura no es nada fácil. Entendida como un todo es fruto de la creación humana formada por un patrimonio material de artefactos y utensilios, otro inmaterial de ideas, idiomas y creencias religiosas y, por último, un patrimonio social conformado por ritos, costumbres, tradiciones y formas de vida. También es cierto que la noción de cultura, debido a la ideología neoliberal rapaz, está siendo cada vez más monetarizada, basada en el lucro y la utilidad. Para Pilar Adón, la cultura es el gran refugio, el motor que mueve no sólo la maquinaria de la persona, sino la sociedad entera. Es el legado invisible que nunca se crea ni se destruye, sino que se transforma. Si preservamos las culturas nos estamos defendiendo de la barbarie. Una sociedad sin educación ligada a la cultura es una sociedad enferma. Para T. Kallifatidis, la cultura es la forma de organización del sentido de la vida. Todo ser cultural tiene un pie en el pasado y otro en el futuro. Para Monika Zgutova, cultura es aquello que nos hace ser lo que somos más allá de nuestra herencia genética. Es la que nos ayuda a experimentar la belleza, es nuestro modo de vida. Cultura y humanismo deben ir de la mano y nunca ir para atrás.
El siglo XX fue determinante en la historia de la cultura porque es el período en el que se expande el conocimiento como nunca había existido antes. 1922 fue un ‘annus mirabilis’ de la cultura por la producción de extraordinarias obras como ‘Ulises’ y el ‘Tractatus’, obras de Mann, Jung, Weber, Lorca y Zweig.
Para Edgar Morin, la cultura es un sistema (cultural) que conecta conocimiento y existencia, a través de la acumulación de saberes y la constitución de normas, patrones y modelos entendidos como infraestructuras: productos de conocimientos arraigados en el lenguaje y como superestructuras a través de mitologías e imaginarios. Diana Widmaier, siguiendo al lingüista Benveniste, la define como lo que da forma, significado y contenido a nuestras vidas. Es nuestra forma de ver el mundo. Es cultivarse, enriquecerse con conocimientos. Es sinónimo de libertad, lugar de juego, como un juego eterno, una red infinita, tejida y retejida permanente. Nos ayuda a constituirnos como individuos, a construir nuestra identidad. Desde luego admitamos que es una palabra trascendente, polisémica y ambigua y que todo es cultura. Que todo documento de cultura lo es de barbarie. En realidad, a lo largo de la historia de la cultura, lo relevante no es inventar algo, sino desarrollarlo y comercializarlo.
Entre las múltiples acepciones del término cultura podemos definirla como aquel esquema históricamente transmitido de significados representados en símbolos expresadas por medio de ideas por las que los humanos nos comunicamos y desarrollamos actitudes ante la vida.
En definitiva, la cultura sería ese conjunto de conocimientos y creaciones humanas destinadas a conmover o educar, que participa en la elevación del ser humano a lo mejor de sí mismo.
‘En el vientre de la ballena. Ensayo (literario filosófico) sobre la cultura’.
Autor: Diego Moldes
Editorial: Galaxia Gutenberg. 2022.
