Diario Córdoba

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ENSAYO

Maestros de siempre

Jordi Llovet homenajea a los grandes docentes que lo marcaron

Jordi Llovet. CÓRDOBA

El profesor de Estética fundador del Colegio de Filosofía de la Universidad de Barcelona, Jordi Llovet, ha publicado un ameno ensayo titulado ‘Mis maestros’ (Galaxia Gutenberg, 2022) que es un homenaje a cinco de ellos: Miquel Batllori, José Manuel Blecua, Martín de Riquer, José María Valverde y Antoni Comas, y al que habría que incluir también Emilio Lledó. Maestros en el amplio sentido de la expresión, con los que contrajo una deuda porque le enseñaron todo lo que suele aprenderse en un aula. Llovet ha realizado una serie de retratos vivos, con anécdotas precisas, escritas en la mayoría de los casos con una buena dosis de ironía y humor. Esta obra contiene reflexiones de calado como aprender a enseñar y a vivir en el mundo universitario.

Estas personalidades van más allá de la transmisión de saberes archivados. En su conjunto forman un atractivo grupo de intelectuales caracterizados por su inteligencia singular única. No es una suma de biografías yuxtapuestas, sino que trata sobre el arte de enseñar, sobre las virtudes que deben tener los maestros como autoridad moral, qué lugar deben gozar las Humanidades en la Universidad, sobre las relaciones que tuvo con sus maestros y las que tienen las nuevas generaciones de docentes, que quizás no sean tan provechosas como las que él conoció como cofradía sabia y dialogante, incardinada en la vida social.

Miquel Batllori. Un sabio catalanista

Historiador nato, ejerció en la Universidad Gregoriana de los jesuitas de Roma y en la Real Academia de Historia de Madrid. De memoria prodigiosa, dominaba varías lenguas: griego y latín, catalán y castellano, provenzal y francés, inglés, italiano y alemán. Aficionado a contar pequeñas historias anecdóticas por el puro placer de contar cosas. De interminable curiosidad, dedicó su vida al estudio, buen orador con ornamentación, dotado de una riqueza léxica deslumbrante. Como archivero, investigaba documentos de los hechos históricos desde un método positivista con una narración seria, sin ficción como los que realizó sobre la Corona de Aragón. Un humanista conocedor de Vives, Gracián y Erasmo. Escribió sobre Llull, Arnau de Vilanova y los Borgia. Partidario de las relaciones culturales entre países de lengua catalana.

José Manuel Blecua. Especialista en el siglo de Oro

Filólogo, ejercía de liberal «oxoniense», era un trabajador pertinaz e incansable, educado con maestros republicanos como Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Pedro Salinas. Había sido profesor de Lázaro Carreter. Vivía en el seno de las palabras hilvanadas que constituyen la literatura. Habitaba en el lenguaje como aficionado a leer aunque sean papales rotos por las calles, según confesaba. Para el profesor Blecua, el lenguaje era la manera adecuada de entender y situarse en la existencia. Había leído y estaba informado de la nueva crítica literaria francesa, de la teoría literaria alemana, del Nuevo Criticismo inglés. No perteneció a la Generación del 27, pero sí como estudioso de su poesía. Amaba la lengua en la medida que los escritores ponen su oficio y su habilidad para construir edificios literarios que pueden ser prodigiosos.

Martín de Riquer. Especialista en Literatura trovadoresca

Lector incansable, trabajó en campos variados y esparcidos en el tiempo. Cervantista de fama internacional, autor de ‘Para leer a Cervantes’, para recorrer ese país en palabras que es don Miguel. De formación parecida a Batllori y Blecua, se dedicó al estudio, la investigación y la docencia. Conocedor de la Literatura universal, admirador de la obra ‘Tirant lo Blanc’, capaz de tejer un tapiz de la Europa medieval, como explica en la página 69 del libro. Fue senador por encargo del Rey en las Cortes Constituyentes (1977-1979). Asimismo, consideraba que la lengua oficial de Europa debería ser el latín (y no el inglés) que tenía a su juicio propiedades misteriosas. Entre sus autores preferidos le gustaban Balzac, Proust, Zola y también Flaubert. Erudito asentado en los valores del orden feudal y del humanismo cristiano.

José María Valverde. Traductor vocacional

Un hombre entregado a la defensa de determinadas causas nobles, desde un falangismo de juventud a militar en el Partido Comunista en la madurez. Con la expulsión de la Universidad madrileña en 1966 de Aranguren, Tierno Galván y García Calvo, abandona la docencia en solidaridad con ellos. Es el editor José Manuel Lara quien le encarga traducciones para ayudarle, donde forjó el arte de la traducción, del que es maestro. Exiliado en Canadá, a la muerte de Franco regresa y reingresa en la cátedra de Estética de la Universidad de Barcelona. Creía en las Humanidades y en la historia de las ideas como el filósofo alemán Walter Benjamin.

Antoni Comas. Pasión de bibliófilo

El menos conocido de los cinco, que produjo una obra notable poco divulgada. Leía todo aquello que le podía servir de provecho. Catalanista, que no independentista, fue el director de la única cátedra de catalán. Partidario de la supervivencia de la lengua catalana en los llamados Países Catalanes. De un liberalismo tranquilizador, con prestigio dentro y fuera de la universidad. Impartió cursos de literatura catalana contemporánea.

Con este ensayo, Llovet pretende dar a conocer con lealtad y admiración a los maestros que venera, lo que aprendió de cada uno de ellos, los que le enseñaron a amar el conocimiento, la pasión por el estudio, a respetar a sus superiores, a admirar las virtudes de aquellos hombres de letras de una enorme categoría intelectual y humana.

‘Mis maestros’

Autor: Jordi Llovet.

Editorial: Galaxia Gutemberg. Barcelona, 2022.

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