Pedro Herrasti (Madrid, 1964) ha encontrado el punto de vista de la narración, el tono y el estilo adecuados para contar con intriga, desenfado y un estilo ágil el día a día de los personajes y acontecimientos más desconocidos e interesantes de nuestro pasado reciente. Partiendo de la ficción de estar novelando los hechos encontrados en el diario de su abuelo Jorge Blanco, el autor nos introduce de lleno en los tiempos de la Residencia de Estudiantes de Madrid durante los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera.

Ya en su anterior novela Capitán Franco (Edhasa 2014), había descubierto el enfoque adecuado para convertir aquellos momentos de nuestra historia en un relato vivo y ameno, desenfadado y cercano, sobre actores clave de nuestro pasado reciente. Ahora, en Madrid era una fiesta, se retrotrae a una época anterior, los primeros meses de 1924, para hacernos un relato de la cotidianeidad de aquella Residencia de Estudiantes donde el personaje de ficción Jorge Blanco se hace amigo de Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis Buñuel y Pepín Bello. Las anécdotas que tienen lugar allí, así como sus encuentros con Juan Ramón Jiménez, Azaña, Unamuno, Negrín o Victoria Kent destilan un humor tan sano y una naturalidad tan fresca que parece irreal a primera vista. Pero la verosimilitud de los hechos queda certificada en un excelente apéndice que aparece al final del libro, donde el autor revela algunas fuentes en que se ha basado para describir acciones y personajes históricos. La labor de documentación es ardua: el escritor se ha sumergido en la época; ha manejado amplia bibliografía, artículos periodísticos de aquellos años, fotografías, diarios de figuras como Buñuel o Dalí, hasta el extremo de lograr crear una atmósfera tan viva como verosímil.

Se trata de una amena novela histórica narrada en primera persona por el único personaje de ficción, Jorge Blanco, un militar que ha sido expulsado del ejército con deshonor por un asunto de corrupción. Para redimirse, acepta un trabajo como espía de la policía en la Residencia de Estudiantes, con la misión de esclarecer el crimen de su antecesor. Eso le llevará a introducirse de lleno en aquel entorno y participar del ambiente político y cultural de entonces. Desfilarán por la novela los grupos radicales de la época, los intelectuales, anarquistas, artistas, vividores y mujeriegos. Madrid era una fiesta continua, donde la diversión y las ansias de modernidad engalanaban aquellos felices años veinte, llenos de alcohol, alegría, música, tertulias literarias y artísticas, reuniones feministas y controversias políticas.

La novela histórica discurre bajo el eje vertebrador del género policiaco, pues el objetivo de Jorge es descubrir un crimen. El libro se viste entonces de intriga, de novela de aventuras y romántica, narrada en primera persona hacia atrás en el tiempo, en una analepsis que se resuelve en las dos primeras páginas para adoptar luego una dirección lineal hasta el final de la novela. El escritor narra con desenvoltura y desparpajo todo aquel mundo moderno, interesante y creativo, introduciendo impresiones personales sobre personajes que componen la historia reciente de nuestro país, como Unamuno, Victoria Kent o Juan Ramón Jiménez. A primera vista sus comentarios pueden parecer una trivialización de estas figuras históricas, pero no es así por dos motivos: el primero es el de la caracterización del narrador, Jorge Blanco, un joven petulante y mujeriego que a cualquier lector le puede parecer un pícaro y un buscavidas que mira por encima del hombro a protagonistas del mundo de la política o la cultura, que lo superan con creces. Pero, por otro lado, la seria documentación del autor, de la intrahistoria de la época y los personajes, nos demuestra que aquella visión y aquella aparente trivialización no son sino el reflejo de una vida real, de seres de carne y hueso que, quizás, con el paso del tiempo y los panegíricos de uno y otro signo, hayamos elevado por encima de su cotidianeidad de seres humanos normales y corrientes, con virtudes y defectos como los de cada uno de nosotros.

Es el de Pedro Herrasti un relato ameno, divertido, a veces sorprendente, donde la intriga policiaca no solapa en ningún momento el pintoresco ambiente cultural, político y artístico de aquellos tiempos. El autor ha logrado plasmar un marco histórico tan vivo que parece irreal, pero que está basado en hechos constatados, en documentos de la época y en los propios comentarios que en su día hicieron los principales personajes históricos y literarios que aparecen en sus páginas.

‘Madrid era una fiesta’.

Autor: Pedro Herrasti.

Editorial: Edhasa . Barcelona, 2022.