El autor giennense Joaquín Fabrellas es profesor de Enseñanza Secundaria, pero su labor se extiende a la creación poética, la narrativa, el ensayo, la crítica y la traducción. Entre sus publicaciones podemos citar: Estertor en las piedras, Oficio de silencio, Animal de humo, No hay nada que huya y República del aire, con los que ha obtenido diversos premios literarios. Con Césped seco la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios quiso destacar el «juego memorialístico de espejos deformantes donde se entremezclan realidad y ficción con una rara habilidad, infrecuente por su originalidad heterodoxa, en la obra primera de un autor del género».

Se trata de cuarenta y cinco cuentos divididos en siete partes: «Principios básicos de supervivencia», «Philologica scientia», «Geografía fingida», «Arquitectura onírica», «Farmacopea», «Forzamientos léxico-somáticos» e «Inlírica», donde surgen toda una serie de personajes del mundo de la farándula: actores y actrices, prostitutas de lujo, músicos, poetas, guionistas… con los que quiere crear un mundo en el que existe, al mismo tiempo también, un homenaje a nuestra literatura áurea como el titulado «Carta que dirige Sancho a su Alteza Real…» o «Vidas ejemplares» con Luisa de Carvajal. Según la nota inicial con influencias de David Foster Wallace, DeLillo o Ferrer Lerín, donde se define el libro como «falsas memorias de otro y lejano en el tiempo, un yo autoficcionado que juega a autodestruirse en cada intento narrativo mezclando la realidad con la falacia creativa».

Pero también vemos reminiscencias de Bukowski en determinada literatura canalla y soez a través de la voz de yonkis o visiones personales de lugares (como Dublín) o un análisis social del inconfundible bróker asesino. Hay mucho de ejercicio literario y adaptación a todo tipo de registros en un escritor que tendrá mucho que decir en el ámbito de la literatura porque existe en él un poso fundamental: capacidad creativa y un manejo fenomenal del instrumento lingüístico y de los registros creadores. De ahí que encontremos también recursos ensayísticos como en «La noche inventada» o el apartado «Forzamientos léxico-somáticos».

En algunas ocasiones pueden parecer ejercicios literarios experimentales, por ejemplo en los dedicados a descripciones de ciudades como Pyongyang o Lisboa. Pero en todos ellos siempre destaca su versatilidad, su saber creador y su adaptación al medio en que se mueve con solvencia. Podemos encontrar incluso la influencia de Borges en «Sunset tango…».

En otras son elucubraciones o ejercicios surrealistas en primera o tercera persona que tienen un carácter claramente antirrealista y mucho de retórica lingüística, pero también maneja con soltura el sarcasmo -como cuando habla de los premios-, sobre los que tiene un retórica crítica evidente.

Es curioso el titulado «Entrevista a un autor desconocido», en el que, en un ejercicio de algo que está muy de moda, la autoficción, se entrevista a sí mismo y se pregunta cómo surgió el «césped seco», el título del libro. Para decir: «Del sentimiento de impotencia al escribir; el sintagma «césped seco» procede de una canción de Los Enemigos, de «Paquito», es el grupo de mi juventud, los sigo escuchando (…)». Y, más adelante, señala: «Concebí este libro como una polimatía donde cupieran todos los saberes, empezando por la filología (…), hay varios cuentos que son en realidad poemas, están medidos, bien puedes contar las sílabas, o bien puedes escuchar los pies métricos al leerlo. Hay también recreaciones históricas (…) Pero todo es inventado, como esta entrevista, (reímos los dos dudando)» y remata: «Césped seco ha sido puro divertimento».

En esa autobiografía ficticia o real habla de su situación vital o personal sobre su vida y la droga y de que «la buena literatura solo surge en la tranquilidad de la habitación». Idea que siempre defendí plenamente. Nos habla de su querencia de Eliot y su absoluta falta de sentimentalidad y que todo lo actual le parece «una puta mierda».

Decía Valle Inclán que a los autores significativos se les reconoce una voluntad de estilo, un sello personal con el que imantan toda su obra. Realmente nos encontramos ante un autor que nace con una voluntad de estilo, algo muy necesario en una época en la que existe el espíritu colmenero de escribir parecido y se ha abandonado el instrumento lingüístico al que no se le presta la relevancia adecuada. Fabrellas ofrece un gran manejo de la lengua y crea mundos personales, propios, donde lo histórico, social o personal, las lecturas, la metaliteratura… se hallan presentes. Fabrellas le da riqueza al relato y ofrece heterodoxia como reclamo, su propio mundo literaturizado.

'Césped seco'

Autor: Joaquín Fabrellas.

Editorial: Versátiles . 2021.