Jack London escribió La peste escarlata en 1910, aunque no se publicase hasta 1912, por entregas, en la revista Magazine London. Se trata de una novela corta de tono posapocalíptico en la que algunos han querido ver una profecía de la actual pandemia provocada por el covid-19.

Situada en el lejano año 2073, la novela aborda las consecuencias de una peste originada en Inglaterra, que supone el fin de la civilización: la peste escarlata o muerte roja cuyas víctimas, que mueren unos treinta minutos después de aparecer los primeros síntomas, se vuelven de un color rojo intenso, especialmente en la cara, al tiempo que se les adormecen las extremidades inferiores. La inusitada rapidez con que se propaga la enfermedad le recuerda al hombre su fragilidad y llena el horizonte de incertidumbre, miedo y caos, provocando una descorazonadora pérdida de confianza en la ciencia y en el progreso. El ser humano tan solo puede asistir atónito, confuso y aturdido al derribo de las instituciones, de la convivencia, del lenguaje, del arte, de los valores…

En semejante situación de desamparo, el autor plantea una vuelta al estado natural, a una vida primigenia, en soledad, caracterizada por la aspereza y la dureza, la indefensión y la orfandad. Así, en un mundo prácticamente despoblado, en el cual sobrevivirán los que mejor se adapten al medio, apenas quedan unas pequeñas tribus entre las cuales no hay contacto. Estos supervivientes, entre lo que hay un pequeño clan formado por un abuelo y sus nietos, se sienten amenazados por otras especies animales que han recuperado el territorio que el ser humano les había robado.

Los nietos, cuyo nivel intelectual y competencia lingüística son muy limitados, le piden al abuelo que les hable acerca de la peste. La historia, pues, adopta la estructura del relato de su vida: su trabajo como profesor antes de la pandemia, el miedo ante el vertiginoso avance de la misma, la visión de la primera víctima durante una clase, el pánico generado en el campus universitario, el rechazo de su familia al regresar a casa ante el temor de que estuviese infectado, la imposibilidad de encontrar una cura por la muerte de los científicos y médicos que investigaban los «gérmenes», el caos y la barbarie provocados en la ciudad -los habitantes se sublevan, llegando a matarse entre sí, con tal de conseguir lo necesario para sobrevivir-, su huida sin rumbo hacia el norte con otras personas, su vida en soledad durante tres años con un poni y dos perros, el regreso a San Francisco en busca de otras personas, el descubrimiento sobrecogedor de que toda la sociedad había quedado reducida a unas tribus que vivían sin contacto entre ellas...

En el interesante estudio preliminar, Gómez López relaciona esta novela con el resto de la literatura pandémica: Bradbury, Huxley o Poe, y considera que el de London es el planteamiento más certero, porque plantea la victoria de la naturaleza sobre la ciencia.

Se trata, pues, más allá de la conexión que pueda tener con la crisis sanitaria que vivimos a consecuencia del covid-19, de una historia que atrapa al lector, con un estilo directo y con unas acertadas descripciones, aparentemente objetivas y cientificistas, que trasladan al lector a una época en que la naturaleza impone su ritmo y el ser humano lucha por sobrevivir en una naturaleza extrema, como una criatura más en un medio hostil.

‘La peste escarlata’

Autor: Jack London.

Editorial: Visor. Madrid, 2022.